Cuando parecía que se le venía la oscuridad al , apareció su capitán. Apareció Guillermo Ochoa.

Penalti en contra de las Águilas al minuto 50, faulea al delantera del Philadelphia Union , y se marca la pena máxima.

Tarjeta amarilla para el paraguayo, aunque algunos necios pedían la roja desconociendo la regla.

Y Monteiro

se puso frente a la pelota, listo para fusilar al portero mexicano. Sonó el silbatazo, el verdugo enfiló, disparó y Ochoa saltó como tigre sobre el balón, lo alcanzó a tocar mandándolo al poste. En el rebote otra vez Paco Memo salvó a si equipo atajando de forma valiente.

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El juego continua cero a cero, dos cero a favor de los mexicanos en el global, pero si América pasa a la final de la Liga de Campeones de Concacaf, mucho tendrá que ver Francisco Guillermo Ochoa.

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