En 2015, Chris Borland, linebacker novato de los 49ers de San Francisco, sorprendió al anunciar que se retiraba de la NFL preocupado por los efectos que podría provocar el recibir golpes en la cabeza y sufrir conmociones en su salud mental.

La mayoría de las investigaciones y artículos se centraron en la encefalopatía traumática crónica (ETC), enfermedad a la cual ahora se le suman casos de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

“Se trataba principalmente de ETC”, dijo Borland, quien se retiró a los 24 años después de una destacada temporada de novato como linebacker.

La cifra de dinero desembolsado por la NFL sobrepasa la estimación que los abogados hicieron en un principio del acuerdo, según el cual pagarían menos de 70 millones de dólares en 65 años.

Aunque la investigación ha establecido un vínculo entre la lesión cerebral y el aumento del riesgo de Parkinson, así como un posible vínculo entre jugar en la NFL y aumentar el riesgo de ELA, no hay consenso dentro de la comunidad científica respecto a cómo el trauma cerebral repetitivo contribuye a los trastornos del movimiento.

La tasa de casos de Parkinson pagados o aprobados dentro del grupo de jubilados de la NFL inscritos en el acuerdo es de 471 por cada 100 mil, mientras que la tasa de casos de ELA es de 174 por cada 100 mil.

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