Las apuestas no tienen que ver con quién ganará, sino en qué round (54-1-2, 36 KO’s) fulminará a Avni Yildirim (21-2, 12 KO’s). Es por eso que el Canelo se ha puesto una meta bastante peculiar para el combate de esta noche, en el hogar de los Dolphins, franquicia de la NFL: no cometer errores.

Acostumbrado a ser el centro de atención, el tapatío está consciente de que la gente desea observar hoy un nocaut. Anhela dárselo, acompañado de una actuación que no presente la más mínima rendija para la crítica.

Si lo consigue, habrá defendido con éxito los cinturones supermedianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial (AMB).

“Siempre quiero ser perfecto, hacer las cosas bien arriba del cuadrilátero, y esta vez no será la excepción”, afirma el Canelo, quien da 167.6 libras en la báscula, menos del límite (168) en la categoría. “Estamos listos para pelear, sé de sus capacidades, pero estoy listo para lo que venga”.

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El otomano, retador mandatorio del CMB, no posee el linaje de anteriores rivales de Saúl, pero eso no le impide soñar con un batacazo que le daría acceso a otra dimensión en el boxeo.

“Estoy muy emocionado por esto”, atinó a decir Yildirim, hombre de pocas palabras. “En mi país, están muy orgullosos de mí, porque saben que esta es una gran oportunidad”.

Al menos, ante el primer contrincante no perdió. De hecho, da el mismo peso que el Canelo.

“Sabemos que quiere venir a arrancarme la cabeza, pero trataré de anular todo lo que quiere hacer”, sentencia el mexicano, quien tiene asegurados cerca de 30 millones de dólares por el combate de esta noche.

La ganancia para Yildirim es mucho menor, pero la vitrina será inmensa.

 

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