La oficina de las Grandes Ligas suspendió el miércoles ocho juegos a Joe Kelly , pitcher de los , quien la víspera lanzó una recta que le pasó rozando la cabeza a Alex Bregman, de Houston, y desafió con una serie de burlas a Carlos Correa, otro pelotero de los Astros .

Las bancas se vaciaron después de que Kelly ponchó a Correa para poner fin al sexto inning del juego que los Dodgers ganaron por 5-2 en el Minute Maid Park. El juego marcó la primera vez que ambos equipos chocaron desde que se reveló que los Astros robaron señales de los rivales en 2017, cuando vencieron a Los Ángeles en la Serie Mundial.

Dave Roberts, manager de los Dodgers, fue suspendido un juego, mientras que su colega de los Astros, Dusty Baker, tendrá que pagar una multa no precisada.

Kelly optó por apelar la sanción y podrá seguir jugando mientras se completa ese procedimiento. Roberts decidió purgar la suspensión el miércoles por la noche, cuando los Dodgers jugaban nuevamente en Houston.

El lanzador, conocido por su potente recta aunque también por su descontrol, ha debido cumplir ya suspensiones previas en su carrera por propinar pelotazos a los rivales.

La animosidad ha crecido entre los Dodgers y los Astros, que fueron penalizados por las Grandes Ligas durante el receso entre temporadas, tras descubrirse su trampa.

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Bregman, uno de los protagonistas en aquella coronación de los Astros, llegó a batear en la parte baja de la sexta entrada del encuentro del martes, cuando los Dodgers ganaban por 5-2.

Kelly estuvo con Boston en 2017 y enfrentó a Houston también en aquella postemporada. Con cuenta de 3-0, lanzó una recta que pasó zumbando detrás de la nuca de Bregman, quien hizo una mueca tras saltar para evitar el impacto y luego trotó a la inicial.



Había dos outs en el inning cuando Kelly tiró una curva sobre la cabeza de Correa. El boricua, quien disparó un jonrón y finalizó con tres hits, se quitó el casco y lanzó una mirada desafiante a Kelly, antes de continuar con el turno.

Kelly terminó ponchándolo para poner fin al inning. Acto seguido, el lanzador mostró la lengua e hizo un gesto en dirección a su rival, quien comenzó a avanzar hacia él. 

Ambos se hicieron de palabras, lo que derivó en que las bancas se vaciaran. Fue el primer conato de riña registrado en esta campaña abreviada por el coronavirus.

Distintos peloteros se arremolinaron para intercambiar gritos, justo en momentos en que las Grandes Ligas han impuesto medidas de distanciamiento social para evitar más infecciones y completar la temporada de 60 juegos. Sin embargo, no hubo empujones ni golpes.


 

 




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