El primer intento de la Liga Mexicana de Beisbol de promocionar el Día del Orgullo LGBT+ resultó tenue y poco efectivo, al menos en la capital del país.

De los ocho juegos anfitriones, el primero de la serie que disputan Diablos Rojos y Sultanes de Monterrey en el Alfredo Harp Helú prometía ser el centro de la celebración; sin embargo, ésta nunca llegó.

Al tratarse de un evento sin precedentes en el deporte profesional mexicano, la LMB l o introdujo con sutileza y otorgó a los equipos libertad total para capitalizar sus mejores ideas en el campo de la 'no discriminación'.

Aunque con antelación se sabía que no habría lanzamiento de la primera bola por parte de un miembro de la comunidad LGBT, en el infierno no hubo intención de conmemorar lo que se gestó en el bar Stonewall Inn hace 50 años, y si la hubo, faltó creatividad -o agallas-. Ni siquiera la Kiss Cam se aventuró a enfocar a una pareja del mismo sexo.

Resulta imposible negar la presencia de los 'festejados', pero en la tribuna del inmueble no se apreció algo diferente a lo que se ha visto el resto de la temporada, como sugería la campaña que emprendió vía redes sociales la organización que preside Javier Salinas.

Si sirviera como homenaje a la diversidad sexual, se proyectó en las pantallas a Freddie Mercury, aunque eso ya es parte de la tradición en el estadio, al ritmo de alguna canción de Queen o con el grito de "Eeeeeo", que se volvió emblemático durante su mítica presentación de Live Aid, en 1985.

Los únicos indicios palpables de que la noche tenía como fin abrazar a una parte específica de la sociedad fue la proyección del logotipo de la Liga en los colores del arcoíris, representativos del movimiento LGBT y también plasmados en una bandera que portaba un grupo de aficionados, así como en la vestimenta del grupo de animación de la Pandilla: "Las Diablitas".

Lo que a su vez se retrató en las pantallas fue a la afición escarlata, que pasó del sufrimiento al gozo en un duelo de poder a poder, en el que los 'Pingos' tuvieron considerable desventaja durante siete entradas y media, para en la octava baja coronar un rally de cinco carreras que les valió el 12-12 parcial.

Ya en el noveno rollo, Japhet Amador se vistió de héroe al conectar de hit para empujar la rayita número 13 y dejar en el terreno a la novena que comanda el panameño Roberto Kelly.

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