Quizá en el mundo oculto de los bibliófilos aprendió a pasar inadvertido, pero en libelos anónimos fue dejando un rastro que conduce a Pisando ceniza...

Eliseo Diego, que el 2 de julio hubiera cumplido 100 años, murió en su cama leyendo. Su hijo Eliseo Alberto refiere en La novela de mi padre que su “papá falleció en su dormitorio, mientras leía Orlando entre los ahogos de una deficiencia pulmonar. El libro quedó abierto sobre su pecho, en un capítulo cualquiera”...