Avienten un ladrillo al azar en el DF; si no le rompen la ventana a un restaurante oaxaqueño, seguro que le atinan a un puesto de cochinita pibil. Pero a ver: sean chilangos y padezcan como yo el amor de Monterrey (y su comida). Los reto.

Una exquisita y elegante cena, compuesta por 10 tiempos, fue la que se sirvió la última noche del Titanic, el barco más lujoso de su tiempo, conócela