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“En Avándaro no ocurrió todo lo que se dice, eso de que hubo orgías, drogas, sexo, rock and roll y encueradas. Yo no vi ningún sexo. Drogas, no sé. Yo estaba arriba, en un escenario; lo que pasaba abajo era otra historia. Fue la primera reunión de más de 250 mil chavos por razones no políticas, pero no sucedió absolutamente nada: ni un asalto ni una violación ni una pelea”, asegura Luis de Llano Macedo, uno de los organizadores del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro en 1971, quien fue vigilado por la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

En entrevista, el productor musical cuenta que nunca vio a elementos de la DFS que lo siguieran, ni antes ni después del evento masivo, y señala que se sorprendió después de que este diario diera a conocer que su nombre era parte de la lista de aquellos personajes que fueron espiados en los años 70 y 80 por el Estado mexicano.

“Nunca me sentí vigilado. Hace una semana alguien me mandó un whatsapp en el que me decía que era parte de la lista de espiados. Vi el periódico y me sorprendí, porque pensé: ‘¿Soy muy importante?’, pues los otros de la lista son personas picudas. Mi vida era bastante insignificante como para ser investigado.

“Por alguna razón, ellos [elementos de la DFS] habrán decidido investigar a personas que consideraban que eran importantes en aquella organización, pero en Avándaro fue todo hecho en sana paz, en peace and love, que era el espíritu de un festival de música y nada más”.

Recuerda que las décadas de los 60 y los 70 fueron épocas muy represivas en el ámbito de la familia, porque “después del movimiento estudiantil del 68, todos estaban con mucha preocupación. Curiosamente, en Avándaro dos o tres chavos trataron de levantar pancartas políticas y la misma gente dijo que no: les chiflaron y las tuvieron que bajar. Les dijeron que ahí no iban por cuestiones políticas, sino a escuchar música y a estar juntos.

“Avándaro fue el castigo de muchos años de México sin rock, porque prohibieron cualquier reunión de más de 5 mil chavos en cualquier lado. Lo veían con cuidado, por lo que pudiera pasar. En Avándaro todos estaban en paz, mojados, enlodados y se compartía la comida”.

En su estudio, Luis de Llano Macedo manifestó que los elementos que se presentaron en Avándaro “tal vez estuvieron como asistentes en el concierto, porque no vi nada raro. Si hubo asistencia de la DFS, pues era como público. Yo asumo que serían de los que estaban ahí”.

El creador del grupo Timbiriche y productor del programa Cachún cachún ra ra! recuerda que las cintas de video que grabó del festival “me fueron recogidas no por el gobierno, sino por la empresa misma que las guardó y las perdió”.

Al cuestionarle que el reporte de la DFS detalla que más de 60% de los asistentes a ese festival consumía drogas y tenía sexo, afirma tajante que “son mitos urbanos. Yo sé que siempre, de alguna forma, se van a correr los rumores de ese tipo, pero no pasó nada. Ese festival se ha vuelto un mito, una leyenda”.

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