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Un dolor estomacal que “dobló” a Francisco Martín lo obligó a retrasar una visita al Centro Histórico y, por ello, buscó una farmacia con consultorio para que un médico le dijera qué provocó su malestar.

Entró a consulta, antes de preguntarle qué tenía, se le ordenó subir a una báscula para saber su peso y estatura. En 12 minutos supo que tenía una infección en el estómago y obtuvo una prescripción para poder tratar su afección. Lansoprazol, claritromicina y electrolitos se convirtieron en su salvación.

“La medicina no es cara y, aunque lo fuera, lo que necesitaba era calmar mis dolores para poder ir al Centro y terminar mis encargos”, dijo.

Su empleo le ofrece seguridad social; sin embargo, relató que no podía ir al IMSS “a perder todo el día, prefiero venir a estos consultorios, es mejor pagar tantito y tener una solución rápida a todo el relajo que implica ir a urgencias o sacar una cita, no importa si uno lo hace por internet o teléfono, el tiempo de espera es el mismo”. No es la primera vez que se atiende de esta manera, recordó que cerca de su casa, ubicada en Loma Hermosa, “allá por donde estaba el Toreo de Cuatro Caminos”, hay muchas  farmacias  que tienen consultorios y “siempre he recibido una buena atención, aunque tampoco me enfermo mucho o no de cosas graves”. Respecto a los medicamentos que le recetaron declaró que no importa que sean genéricos, hasta el momento le han funcionado, el único inconveniente es que en ocasiones las tiendas no cuentan con toda la medicina de las recetas.

“A veces hay que batallar para conseguir el medicamento, ahorita tuvieron, pero luego uno anda de farmacia en farmacia”, señaló.

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