La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lanzó un llamado a las autoridades para establecer políticas migratorias incluyentes y con apego a los derechos humanos .

A través de su dimensión episcopal de movilidad social, el órgano que agrupa a los más de cien obispos del país pidió al gobierno incluir la "experiencia" de la Iglesia en el diseño de la política migratoria.

"Exhortamos al Gobierno Federal, a los gobiernos Estatales y Municipales a tomar en cuenta que “no se trata solo de migrantes, se trata de vencer nuestros miedos” y poder así colaborar en generar políticas migratorias incluyentes, en las cuales pudiera iluminar la basta experiencia de la Iglesia y de otras instituciones para lograr una verdadera migración ordenada", indicó.

En conferencia de prensa, José Guadalupe Torred Campos, obispo de Ciudad Juárez, destacó que la migración no tiene porque verse o convertirse en un problema social, sino en una oportunidad de desarrollo, mediante la cual se genere una nueva cultura de inclusión y participación, de progreso; sin embargo acusó que en varios sectores de la sociedad hay cierta indiferencia hacia los migrantes.

"Queremos ser porta voz de nuestros hermanos que pretenden ingresar al territorio nacional con la finalidad de cruzar hacia los Estados Unidos y son detenidos en la frontera sur de México mediante el muro humano de la Guardia Nacional, ser la voz de aquellos que imploran se les facilite un salvoconducto para poder continuar su camino y son ignorados, aquellos hermanos que se encuentran en tránsito y que se ven hostigados o extorsionados por agentes de diferentes dependencias o por el crimen organizado", expresó.

El prelado detalló que la Iglesia Católica cuenta con una red de 130 casas y centros de atención para los migrantes, los cuales están rebasados en su capacidad ante la llegada de la gran cantidad de migrantes que ha llegado a nuestro país.

"Siendo los albergues la primera puerta que los migrantes tocan ante su propia necesidad, no podemos dejarlos a la deriva, y les atendemos de acuerdo a los principios evangélicos; “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero” y aun cuando los albergues se han visto rebasados en cuanto a su capacidad, no en cuanto a su caridad, ya que se ha hecho presente también la respuesta de la feligresía y de un gran sector de la sociedad civil que donando recursos en especie, en voluntariado y con organismos como Caritas Internacional, Médicos sin Fronteras, y ante todo por el apoyo directo del Papa Francisco", dijo.

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