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La mujer es una fuerza de la sociedad al estar involucrada en la educación y su presencia debe ser un catalizador para los pobres, afirmó Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México.

Al participar en la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina, que se lleva a cabo en Roma, Aguiar Retes habló de la naturaleza antropológica de la mujer y su rol en sociedad, como un signo de los tiempos, “de los que Dios se ha valido para revelar a la humanidad una especial ternura y un camino de dignidad para quienes lo acepten.

Aguiar Retes señaló que la encarnación, representada en la imagen de Jesucristo en el pesebre, permite contemplar a María unida a la humanidad de su hijo, lo que deja en claro que el primer rostro que Jesús reconoció, en su condición de vulnerabilidad, fue un rostro de mujer.

Señaló que la relación de la mujer con las realidades más vulnerables ha sido y es justamente un signo de los tiempos, porque ésta se hace presente en la sociedad dotada de una especial sensibilidad hacia las condiciones de vulnerabilidad humana y muestra su solidaridad en virtud de ese elemento constitutivo de su naturaleza y de su rol social.

Explicó que a la mujer le es propia la capacidad de gestar la vida, de manera que “mujer” y “solidaridad con la vida” son elementos concomitantes. Aunada a esta capacidad natural de gestación, se encuentra la identidad de su rol social, que constituye un elemento fundamental de su formación y su progreso en distintos ámbitos, especialmente en el moral.

Indicó que la mujer es en esencia educadora, puesto que cuando acompaña este noble proceso tiene la capacidad de hacer aflorar lo mejor de cada persona, convirtiéndose en baluarte de diversos campos del conocimiento.

“Hoy por hoy, en su figura se sigue haciendo presente el más importante rol social: la educación”.

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