El Senado avaló en lo general la reforma educativa , con 95 votos a favor, 25 en contra y dos abstenciones.

Con el voto del PRI, PRD y MC, Morena logró la mayoría calificada.

Los votos en contra fueron de toda la bancada del PAN y del senador independiente Emilio Álvarez Icaza; las abstenciones vinieron de parte de la priista Vanessa Rubio y de Alejandra Lagunes , del Verde.

El presidente de la Comisión de Educación, Rubén Rocha, de Morena, indicó que la reforma modifica el paradigma de la evaluación punitiva por el paradigma de la Evaluación Formativa y Diagnóstica.

Además de que se eleva a carácter de universalidad el derecho humano a la educación, poniendo de cero a tres años la educación inicial, y la educación superior como obligatoria, lo que cierra el círculo y le da ese carácter universal.

Rocha Moya precisó que las modificaciones consideran la educación inclusiva, que no solamente requiere de maestros formados de manera especial, sino también edificios escolares dignos, con accesibilidad y con movilidad propia; la interculturalidad, que ataca la discriminación que hasta ahora se ha tenido en el servicio educativo, el carácter plurilingüe.

Hasta el lenguaje de señas está considerado que debería estar en este nuevo sistema educativo.

“Tenemos otro elemento incorporado al sistema educativo, el Centro de Revalorización del Magisterio. Este centro no sólo va a tener posibilidades de incorporar o dar lineamientos para la evaluación; sino también para planear y para capacitar. Por eso es un centro más acabado y más completo. Finalmente quiero tocar el tema de la autonomía universitaria. Se incorporó luego y ahora tenemos en la obligatoriedad una serie de criterios que defienden la autonomía universitaria”, detalló.

La senadora Minerva Hernández, del PAN, calificó de una “gravísima cuestión”, que el INEE, la primera institución autónoma y constitucional en materia educativa, haya sido “despojada la por cuarta transformación”, como muestra de que el resto de los órganos constitucionales autónomos, considerados por el Presidente como refugio de fifís, de conservadores o de opositores, “corren el peligro inminente” de que sean degradados a una simple “autonomía técnica y operativa”, bajo el dominio del Ejecutivo federal.

“Así es la fragilidad a la que se quiere someter al orden constitucional y republicano. En el artículo 16 transitorio se advierte el peligro de que el Estado mexicano ceda a las presiones políticas del Sindicato o de la Coordinadora, de que regresemos al esquema de la venta de plazas o al pernicioso control sindical de las mismas.

Este hecho no puede minimizarse por tratarse de una disposición transitoria. el diablo está en los detalles y solamente en México no hay nada más permanente que lo transitorio de la ley”, expresó.

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