Ante la falta de resultados y pronunciamientos por ejecuciones extrajudiciales, feminicidios, la muerte de pacientes y trabajadores de Salud por la pandemia de Covid-19, así como el trato a los migrantes, senadores de oposición demandaron a la presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra, que renuncie.

En el encuentro con la presidenta de la CNDH, senadores de oposición como Emilio Álvarez Icaza (independiente), Juan Zepeda (MC) o Xóchitl Gálvez (PAN) le reconocieron a Piedra Ibarra su calidad de víctima y el trabajo que hizo con el Comité Eureka; sin embargo, le reclamaron que ahora, desde su encargo público, les haya dejado de cumplir a las víctimas y que bajo su administración, la comisión haya perdido autonomía frente al Ejecutivo.

“He reconocido la historia de su mamá y de usted, pero, ¿de verdad no se le desgarra el alma ante una persona que se le arrodilla al Presidente para pedirle que le regrese a su hijo, y que está tomando las instalaciones? Creo que sí. Hasta ahorita que estoy aquí, dados los resultados que estamos viendo, sigo sosteniendo que usted debe renunciar”, sostuvo Juan Zepeda.

“Dadas las omisiones y silencios ante graves situaciones de violaciones de derechos humanos cometidos en contra de mujeres, personas migrantes, derechohabientes de los sistemas de salud públicos que no cuentan con medicinas ni tratamientos, ¿no cree que debería usted renunciar al cargo? ¿Cree que está en condiciones de desempeñar la magistratura moral que implica ser ombudsperson?”, le reclamó el independiente Álvarez Icaza.

En la mesa de trabajo que sostuvieron ayer en el Salón de Protocolo de la Junta de Coordinación Política, los legisladores cuestionaron a la ombudsperson el hecho de que el organismo no se haya posicionado en temas fundamentales para el país como las violaciones a derechos humanos de las Fuerzas Armadas, la falta de recomendaciones para localizar a los más de 73 mil desaparecidos en el país, los muertos por la pandemia de Covid-19 o la violencia feminicida.

Sin embargo, de los 40 minutos que tuvo para dirigirse a los legisladores, la titular de la CNDH utilizó la mitad para referirse a la toma de las instalaciones, 15 de ellos para hablar de los cambios administrativos en la comisión, la austeridad republicana, la venta de vehículos, su salario y el clima laboral, y 10 para describir y justificar el contenido de los refrigeradores que exhibieron las madres de familia y las organizaciones que tomaron el edificio. Una sola mención tuvo para las víctimas de feminicidio, ni una sola para los presuntos excesos de las Fuerzas Armadas que integran la Guardia Nacional por las muertes de activistas en Chihuahua, ni una palabra para las víctimas de la pandemia. En su larga exposición, sólo una vez pronunció el nombre de una de las víctimas: Yesenia.

“[La renuncia] usted la tiene que analizar por un acto de congruencia personal. El mayor valor que tiene el titular de la CNDH es el moral. Si no logra volverse a ganar la confianza de las víctimas, usted lo tendría que valorar”, le dijo Kenia López.

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