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Tepic, Nay.— Sin la presión de una contienda electoral y ya como presidente electo, Andrés Manuel López Obrador regresó a las plazas públicas a comenzar una gira que se antoja más a una cuarta campaña electoral.

“Sí se pudo, sí se pudo”, corearon los centenares de simpatizantes, muchos todavía con playeras de Morena y de la campaña, que se reunieron en el parque la Loma, de Tepic, donde el tabasqueño arrancó su gira de agradecimiento.

El presidente electo estrenó su ayudantía. Desde muy temprano, Daniel Asaf caminó con él en el aeropuerto de la Ciudad de México, ya como encargado del grupo de 20 que vigilarán los pasos de López Obrador.

Ambos, junto a David León, encargado de logística, subieron a un avión comercial rumbo a Tepic. En algunos momentos, quedaron rebasados por la gente que buscaba una selfie o, simplemente, saludar al presidente electo.

Esta vez, no llegó tarde como hace meses que dejó esperando casi cinco horas a los nayaritas, quienes, para adornar el escenario, le pusieron las imágenes de los ex presidentes Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río.

Como si fuera su cuarta campaña electoral, el morenista expuso sus planes de gobierno: Acabar con las pensiones de ex presidentes, aumentar la pensión a adultos mayores, darles beca a todos los estudiantes. Todo ello, bajo el coro de: “Presidente, presidente”.

“Ya tenía ganas de estar con la gente”, repitió en ocasiones el presidente electo, luego de dos meses de estar fuera de cancha, haciendo trabajo de oficina.

Los autobuses llegaron por montones al centro de Nayarit. Organizaciones campesinas, civiles y miembros de Morena recibieron al tabasqueño con efusivos gritos de “es un honor estar con Obrador”, al tiempo que el presidente electo pasaba en medio de las vallas, saludando gente, tomándose fotos y repartiendo besos a sus simpatizantes.

Las ventas también regresaron con los eventos. Los muñecos de López Obrador, ya con la banda presidencial, son la moda entre los morenistas. Aún con la austeridad, los amlitos, como así se conocen, costaban 150 pesos.

Tazas, gorras, playeras, plumas, sombreros y todos los libros que el tabasqueño ha escrito también están a la venta.

A López Obrador le pusieron un morral típico de varios colores, de Nayarit, pero se negó a ponerse un sombrero con plumas que una comunidad de huicholes le hizo llegar hasta el templete.

En su discurso, moderó su lenguaje. Ya no le declara la guerra a la mafia del poder, ya no llama “fifi” a la prensa, pero sí “corazoncitos”. Esos tiempos acabaron para el presidente electo.

“No les voy a decepcionar, voy a dar la cara”, dijo en tono solemne.

Lo que sí repitió en dos ocasiones, durante sus más de 50 minutos de letanía, fue que la gente “no lo apachurre”, que lo cuiden, que lo apoyen y que haya unidad, sin pleitos, para sacar adelante al país.

El discurso pasó a segundo plano cuando López Obrador salía del parque. La gente se abalanzó para tomar una foto, o tocarlo; lo siguieron hasta su camioneta y el mar de gente lo aplastó sin que su equipo de ayudantía pudiera hacer algo al respecto, pues también los apachurraron.

Una visita al gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría, y más de 200 kilómetros de carretera hasta Mazatlán, Sinaloa, completó el primero de más de 80 días que le esperan en su gira de agradecimiento.

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