Política

Compran colchones o fierro viejo que venda: ¿qué son los carretoneros?

Aunque no existe un perfil sociodemográfico de su labor, por lo regular se trata de personas que desde su niñez y hasta la edad adulta tienen relación con este tipo de trabajo

El carretonero recolecta basura utilizando una carreta jalada por un caballo. Foto: Archivo/EL UNIVERSAL
30/08/2018 |22:05
Redacción
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“Se compran colchones, refrigeradores, o algo de fierro viejo que vendan”, es uno de los sonidos más característicos de la Ciudad de México; viene acompañado de un hombre con un burro, mula o caballo que arrastra una carretilla.





El carretonero recolecta basura utilizando una carreta jalada por un caballo y aunque no existe un perfil sociodemográfico de su labor, por lo regular se trata de personas que desde su niñez y hasta la edad adulta tienen relación con este tipo de trabajo, que por lo general es de tradición familiar.

Un estudio realizado por Nadia Paulina Sánchez y Joceline Torres, alumnas de la unidad de enseñanza-aprendizaje de Sociología Aplicada II en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), fue presentado en la mesa de debate Los trabajos no clásicos. Diálogo con los actores.

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Paulina Sánchez detalló que de acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el municipio de Los Reyes La Paz, Estado de México, se recolectan 138 mil kilogramos de basura diarios y se cuenta con 11 camiones de recolección de basura domiciliaria, los cuales recorren las zonas urbanas.

El objetivo de la investigación es conocer el proceso de trabajo del carretonero, sus condiciones laborales, horarios, salario y las relaciones sociales, y para dar su testimonio fue invitado Enrique Ramírez, originario de Huajuapan de León, Oaxaca, quien ha trabajado en este oficio desde hace casi seis años.

Ramírez narró que se inició en esa actividad porque su hermano lo recomendó y el trabajo le gustó porque siempre le han interesado los temas sobre medioambiente y es un amante de los animales, así que recoger basura con un caballo como herramienta cubría sus intereses.

“Me gusta más el trabajo que realizo ahora al que tenía en la fábrica, aunque allá tenía la ventaja de tener prestaciones, pero en esto algunas veces puedo ganar más”, aseguró.

Al no contar con un contrato formal ni un horario establecido, su faena la lleva a cabo sólo con un trato bajo palabra con su patrón, quien tiene el contacto con el municipio, instancia que determina el territorio donde puede trabajar por 200 pesos diarios.

La rutina de Ramírez comienza alimentando al caballo y dándole agua, después coloca las cuerdas y la carreta y sale a recorrer las calles que le corresponden. Cuando se llena de basura la deja en el tiradero, que le cobra 100 por recibirla; la jornada puede durar entre tres y 12 horas, terminado el día regresa el caballo y la carreta y de nuevo alimenta al equino.

Marcela Adriana Hernández Romo, coordinadora de la línea de Estudios Laborales de la Maestría y Doctorado en Estudios Sociales en la Unidad Iztapalapa, explicó que estudian de manera ampliada el trabajo no clásico, es decir, cómo se regulan las relaciones laborales cuando no están incluidas en una ley y no dependen de un contrato colectivo.

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