El caso del secuestro y feminicidio de la menor Fátima , no solo dejó al descubierto un nivel de descomposición social que permite que este tipo de hechos sucedan, sino también una mala operación para enfrentar la crisis, que nos señalan, echan por tierra una buena intención de la jefa de gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum.
¿Quién ayuda
en la operación y política y mediática a la jefa de gobierno? , se preguntan varios funcionarios de la 4T al señalar la cadena de errores en el manejo del tema.

De entrada, dicen, doña Claudia se mostró empática e indignada con el hecho, prometió justicia, e incluso, marcó una diferencia con otros políticos y llamó a la reflexión y a la autocrítica al señalar que en este caso se presumen una cadena de errores y omisiones de autoridades. Hasta ahí todo muy bien.
El problema vino después. Una fiscal que públicamente dijo que los padres eran personas con facultades mentales afectadas . Una directora de DIF que se apresuró a decir que en la familia de la menor asesinada había una historia de maltrato . Ambos temas, lo único que lograron fue generar la animadversión de la opinión pública y generar enojo en la familia que pasaba por momentos de dolor.
Otro error.
Nos hacen ver que ante la relevancia del hecho la jefa de gobierno suspendió su agenda para atender el casos y decidió ir al servicio forense, donde estaba la madre de Fátima haciendo los trámites para identificar y recibir el cuerpo de hija. Ese hecho, sin duda muestra a una funcionaria cercana a la gente y sensible ante un crimen tan atroz. Sin embargo, nadie se ocupó de preparar el encuentro, y por momentos, al menos en las imágenes que se aprecian en medios, la madre de la menor tiene un trato indiferente con la jefa de gobierno.
¿Quién ayuda a la jefa de gobierno en la operación de manejo de crisis y mediática ?
sin interrupciones.
sin límites.