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El presidente Enrique Peña Nieto, flanqueado por los secretarios de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, y de Marina-Armada, almirante Vidal Francisco Soberón, encabeza el desfile militar por el 207 aniversario de la Independencia nacional.

A las 10:53 de la mañana, un helicóptero blanco del Estado Mayor Presidencial desciende en Palacio Nacional. A las 11:00 en punto se abre la puerta principal y aparece al centro el presidente Peña Nieto. Camina hacia el asta bandera del Zócalo.

A su lado van los secretarios de la Defensa y de Marina; un paso atrás, a la derecha del Presidente, el jefe del Estado Mayor Presidencial, Roberto Miranda. Todos apresuran el paso.

Se apuran los presidentes de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, y del Senado, Ernesto Cordero; a su lado caminan el procurador Raúl Cervantes y Luis María Aguilar, ministro presidente de la Corte, quien se ve serio. Cerca van Renato Sales y Ana Lilia Herrera.

Peña Nieto iza la Bandera Nacional, se rinden honores. Acompañado por los secretarios Cienfuegos y Soberón, pasa revista a las tropas desplegadas en la Plaza de la Constitución. Siempre a su lado, el general Miranda.

Mientras los presidentes de las Cámaras regresan a Palacio, ese largo andar desde la base del asta bandera hasta la entrada a Palacio Nacional, dos hombres hablan serios, sin chistar: son Ernesto Cordero y Raúl Cervantes. Peña Nieto, en tanto, termina la revista y entra a por la puerta del Patio de Honor.

Dentro de Palacio Nacional y en los balcones hay 800 invitados especiales de la Presidencia, entre ellos diplomáticos, líderes partidistas, agregados militares, funcionarios, sus familias y niños y niñas de diversas escuelas primarias del país.

Ahí también hubo espacio para los políticos privilegiados que pudieron ver desde los balcones el desfile, como el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza y su hija; también asistieron el líder del Verde en la Cámara de Diputados, Jesús Sesma y sus hijos.

El presidente Peña Nieto aparece en el balcón central de Palacio, flanqueado por los mandos militares, por los líderes del Legislativo y Judicial, y por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. El jefe de columna, general Gilberto Hernández Abreu, solicita permiso para iniciar la parada.

Mancera es relegado a la derecha del Presidente en ese mítico balcón. Aguarda serio, de repente sonriente a plenitud cuando ve pasar, por primera vez a un contingente del Heroico Cuerpo de Bomberos capitalino.

El Presidente invitó a por lo menos 15 grupos de niños a ver el desfile desde el balcón principal. En el segundo contingente estaba una niña con uniforme azul. Se paró frente al Zócalo. Su rostro lo decía todo. Abrió lo más que pudo los ojos. Sus manos las llevó a su boca por la impresión.

Miradas al Presidente; a decenas de niños de sexto de primaria; a Mancera relegado; a Jorge Carlos Ramírez Marín y Cordero y a los “duros” Cienfuegos y Soberón.

El desfile termina. Luego, Peña Nieto come con los contingentes en el Campo Militar 1, ahí se fue la tarde.

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