El posible fin del Título 42, programa aprobado en la pasada administración de Donald Trump y que permite las expulsiones exprés de solicitantes de asilo usando como argumento la pandemia de Covid-19, centró buena parte de las conversaciones de ayer entre el canciller Marcelo Ebrard con el secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas.

El gobierno de Estados Unidos prevé que si, como está programado, el Título 42 termina el 23 de mayo, habrá una avalancha de migrantes esperanzados en que, eliminada esa restricción, podrán ingresar a suelo estadounidense para lograr el “sueño americano”. Falta ver lo que decide la corte el 13 de mayo, cuando habrá una audiencia sobre el tema.

Pero en la reunión, Mayorkas dejó en claro que es hora de que los países implicados en la migración que tiene como destino Estados Unidos hagan un mayor esfuerzo para frenar las olas de personas que se esperan.

Fue con el secretario de Seguridad Nacional con quien Ebrard se reunió primero en Washing- ton. En un comunicado posterior al encuentro, que fue a puerta cerrada, Mayorkas dijo que se abordó “el reto compartido de la migración en la región y las oportunidades para avanzar en el desarrollo económico”.

Estuvieron presentes, entre otros, el comisionado Chris Magnus, de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos; el embajador en México, Ken Salazar, y el embajador de México en Washington, Esteban Moctezuma Barragán.

Ante el previsible fin del Título 42, Mayorkas subrayó “la necesidad de que los países de la región gestionen sus respectivas fronteras, amplíen la ayuda humanitaria a los migrantes que reúnan las condiciones necesarias y repatrien a las personas que no”.

Mayorkas y Ebrard hablaron de “tácticas y estrategias para que Estados Unidos y México puedan contribuir a estos esfuerzos, atacar de la manera más eficaz las redes de tráfico de personas que explotan a los migrantes vulnerables y evitar que las personas emprendan los peligrosos viajes en primer lugar”.

También se habló de los esfuerzos que tanto Estados Unidos como México hacen “para gestionar los flujos migratorios hacia el norte y cada uno de ellos propuso medidas para mejorar e intensificar tales esfuerzos”.

Mientras México insiste en la necesidad de invertir en Centroamérica, de donde proviene la mayoría de los migrantes, como parte de una solución duradera al problema, Estados Unidos quedó de presentar algunas propuestas que tiene sobre el asunto.

Además, de acuerdo con el comunicado, Ebrard dijo que la gira que el presidente Andrés Manuel López Obrador emprenderá por países centroamericanos servirá “para conocer sus necesidades y seguir explorando el potencial de crecimiento económico y prosperidad que servirá de base para la estabilidad en el futuro”.

Luego vino la reunión con Blinken, un seguimiento al diálogo que los presidentes Joe Biden y López Obrador sostuvieron el pasado 29 de abril, cuando enfatizaron, indicó el comunicado, “la necesidad de construir herramientas más fuertes para abordar los desafíos de la migración”.

Antes del diálogo privado, Blinken y Ebrard hablaron con medios, y el estadounidense aseguró que ambos países “trabajan estrechamente” para lo que llamó “un reto migratorio sin precedente en todo nuestro hemisferio”.

Calificó de “absolutamente vital” la colaboración de México en la materia y recordó que este año se cumplen 200 años de la relación bilateral. “También es vital para ayudar a construir un mejor futuro y mejores oportunidades para las personas en todo el continente americano” añadió. Redacción

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