EL UNIVERSAL acudió a la diligencia el pasado 7 de enero para observar cómo se desarrollaba este proceso, en el que participaron seis pick up militares, tres vehículos SandCat, y tres unidades de peritos, además de la camioneta baleada en al menos 243 ocasiones por el Ejército. La recreación no corresponde a lo que sucede en el video difundido por EL UNIVERSAL el 24 de agosto de 2020.
En ese video, con duración de tres minutos, se observa parte de la persecución la madrugada del 3 de julio, donde se revela que una persona está viva en la caja de una pick up que acaba de recibir centenares de disparos. Esta persona está rodeada de cuerpos y frente a militares apuntándole con armas y linternas, ellos gritan, “está vivo” y ordenan, “mátalo, a la verga”. Ahí termina la grabación realizada con una cámara que el Ejército usa en operativos en las calles. El presidente Andrés Manuel López Obrador pidió al secretario de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval, investigar los hechos.
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Desde el 11 de julio, la FGR recibió una denuncia por parte de los padres de los tres civiles secuestrados acusando al Ejército de homicidio. Para septiembre, la Fiscalía explicó que estaba haciendo diligencias, pero seis meses después apenas se efectuó la reconstrucción de hechos. Fuentes cercanas a la investigación revelaron que esta es la única diligencia en meses, no hay más.
Durante cinco horas y 23 minutos, los peritos de la FGR a cargo del agente del Ministerio Público César Alejandro Dávila Moreno realizaron la diligencia. Desde las 10:03 a las 15:26 horas, sobre bulevar Aeropuerto, en la colonia Los Fresnos, cerraron las vialidades y efectuaron la recreación de los hechos.
En el video mencionado, que después de ser publicado entró a la carpeta de investigación, se ve cómo en este punto de la calle cinco vehículos militares disparan contra una camioneta color plata. Después de ser impactada por atrás por un vehículo Sand- Cat, la camioneta pierde el control y cruza el camellón para quedar en el otro extremo, pegado a la banqueta, con el frente apuntando en sentido contrario.
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Algunas personas intentan salir corriendo por la puerta del conductor, pero son abatidas metros más adelante y quedan sus cuerpos sobre la calle. Mientras esto sucede llegan dos vehículos más, una pick up y otro SandCat. La pick up se queda atrás de la Cheyenne, frente a la caja de la camioneta donde estaban los tres jóvenes secuestrados y la persona que aparece al final del video. El SandCat se empareja a la camioneta y les dispara. Después otro SandCat se acerca y a una distancia de un carril vehicular, según se aprecia en el video, sigue disparando, mientras en la radio se pide un cese al fuego, pero esto no sucede. Personal militar baja de los vehículos mencionados, en total se cuentan hasta 13 elementos, con armas y linternas. En la última escena del video, un grupo de soldados rodea la caja de la pick up, y señala a una persona que se mueve. Un militar grita, “está vivo”, mientras uno más le ordena, “mátalo, a la verga”, y ahí termina el video.
Esta escena es la que fue escogida para la diligencia, sin importar el proceso del enfrentamiento que la autoridad militar definió como una agresión que inició la persecución kilómetros atrás.
Mientras los peritos acomodaban al personal militar y decidían qué vehículos iban en qué zona, los soldados leían unas hojas. A manera de grupo de estudio, sentados todos con las hojas al frente, sin hablarse entre ellos. Interrogados al respecto no precisaron sobre qué trataban esas hojas y dijeron que sólo estaban recibiendo órdenes vía radio. Cada uno de los participantes tenía un número en el pecho, del 1 al 22, según se observó en la zona.
Cuando esto sucedía, en redes sociales se hablaba de un nuevo enfrentamiento, sin saber que era la recreación de lo que había sucedido seis meses antes. Sólo que esto no se hizo a la hora verdadera de los hechos, entre las dos y tres de la mañana, por seguridad, informaron personas cercanas a la investigación.
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En todo el tiempo de la diligencia se observaron siete inconsistencias. La más importante de ellas es que no estaba la pick up militar que se detiene a pocos metros de la Cheyenne baleada. Los pasajeros, como el piloto y copiloto tuvieron de frente a los civiles que estaban tirados en la caja de esa camioneta, los jóvenes secuestrados, y la persona que se movió al final del video.
La camioneta desde donde se grabó el video tiene una torreta blindada con unas pequeñas ventanas, pero en la escena era de un blindaje cerrado.
La grúa colocó la camioneta Cheyenne plata en un ángulo diferente al apreciado en el video. El frente está apuntando a la pared que está atrás de la banqueta, en lugar de apuntar de frente a sentido contrario.
Los cuerpos que terminan fuera de la camioneta están sobre la banqueta, cuando esto no sucedió así. Al menos dos de las personas que bajaron fueron abatidas y rematadas metros adelante del frente del vehículo sobre la calle. Los SandCat, en la escena recreada por la FGR, están a corta distancia de la camioneta. En la realidad, primero llega uno y dispara por unos segundos a corta distancia y luego se sigue, y el segundo está a un carril vehicular de distancia de la camioneta.
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El tiempo de las múltiples reconstrucciones tuvo en promedio un minuto 40 segundos, cuando la escena en el video es de tres minutos. Los militares que estuvieron en la escena eran cuatro en la calle, más uno como tirador de la camioneta, donde se grabó el video. Mientras que en dicho material se ven al menos 13 soldados alrededor de la camioneta cuando una persona se mueve en la caja.
Toda reconstrucción de hechos, si bien por los principios de la criminalística ningún fenómeno se puede repetir dos veces, sí debe de aproximarse lo más que se pueda a lo sucedido.
La escena terminaba con ellos dando un salto hacia atrás como se ve en el video, pero no siguieron la escena sobre lo que pasaría después. A horas de los hechos el 3 de julio pasado, el personal militar involucrado declaró ante la FGR que después del cese al fuego no se encontró a nadie con vida y por eso se presentaron 12 civiles muertos. Así como también declararon que a pesar de llevar cámaras en sus cascos, estas estaban apagadas o tenían muy poca visibilidad por falta de luz, cosa que tampoco sucedió. Existen al menos dos cámaras que funcionaron ese día, ambos videos circulan en redes.
Está la cámara desde donde se grabó el video que EL UNIVERSAL difundió y además una cámara dentro de otro vehículo militar que fue dañado por los disparos de las otras dos camionetas de civiles armados que estuvieron involucradas en el caso.
El abogado Martín Alvarado comentó que es una falta al proceso y a las víctimas el no avisarles sobre esta diligencia.
Para Santiago Aguirre, director del Centro Prodh, el hecho de que una parte de los factores de impunidad se modificaron donde el fuero militar prevalecía, no es suficiente para garantizar el acceso a la justicia, “porque lo que ahora sucede es que las autoridades civiles se inhiben de indagar con objetividad y exhaustividad, y son condescendientes con las Fuerzas Armadas cuando las deben de investigar a fondo”.
Se solicitó a la FGR y a la Sedena su postura, pero al cierre de edición no hubo respuesta.