San José.— La decisión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de imponer sanciones económicas a Perú pareció contradecir la política exterior mexicana de rechazar las medidas similares que Estados Unidos ejecutó para castigar a Cuba, Rusia y Venezuela al bloquear, suspender o cancelar los vínculos comerciales bilaterales.

Luego de que el Congreso de Perú lo declaró non grato el jueves anterior al acusarlo de intervenir en asuntos internos peruanos, López Obrador anunció el viernes que optó por pausar las relaciones económicas de México con ese país.

“Mientras no haya normalidad democrática en Perú, no queremos relaciones económicas ni comerciales con ellos [los peruanos]. Sencillamente se queda en pausa”, ordenó. Por el momento se desconoce el impacto de la directriz del gobernante en las exportaciones de México a Perú y en las importaciones mexicanas desde el mercado peruano.

López Obrador siempre rechazó la política de Estados Unidos de sancionar económicamente a Rusia por la guerra que inició en 2022 contra Ucrania o a Cuba, desde 1962, y a Venezuela, a partir de 2014 y 2017, al aducir que en ambos países se carece de normalidad democrática. No obstante, recurrió a la misma ruta que repudió cuando el vecino del norte la aplicó a Moscú, La Habana o Caracas y cerró el vínculo económico de México con Lima con una acción económica coercitiva unilateral.

“No creo que eso tenga aplicaciones prácticas, porque las relaciones [económicas] se mantienen”, advirtió el abogado peruano Francisco Belaúnde, profesor de Derecho Internacional Público en la [no estatal] Universidad de Lima.

“¿Va [López Obrador] a cancelar la inversión de Claro [en Perú]?”, planteó Belaúnde a EL UNIVERSAL, en referencia a la empresa transnacional de telecomunicaciones del magnate mexicano Carlos Slim.

“¿Va a cancelar la inversión de las mineras [mexicanas] y todo eso? No tiene mucho sentido”, insistió al aludir a la firma minera Southern Copper Corporation, fundada en 1952 en la Unión Americana, cotizada en los mercados bursátiles de Nueva York y Lima y que forma parte de Grupo México, un conglomerado empresarial mexicano.

“Creo que son palabras de ese señor que no corresponden a nada, salvo que vaya a aplicar… ¿qué cosa? ¿Qué ya no vayan más peruanos a México? Absurdo. En la práctica, es un discurso [del Presidente] para la tribuna, salvo que después vengan medidas [concretas]. Es un discurso más emotivo que inteligente, razonado. Es usual en él”, subrayó.

El Congreso de Perú también declaró non grato a López Obrador por negarse a transferir el mando temporal de la Alianza del Pacífico a la presidenta Dina Boluarte. López Obrador rechazó reconocer a Boluarte como presidenta, la acusó de usurpadora y recalcó que Pedro Castillo sigue siendo mandatario legítimo.

Castillo fracasó el 7 de diciembre pasado en un intento de golpe de Estado para disolver el Congreso, que lo destituyó por incapacidad moral y designó a Boluarte para concluir el quinquenio que su predecesor inició en julio de 2021.

“La pausa” económica entre México y Perú “desnuda que [al Presidente] no le interesa el destino de los capitales mexicanos en nuestro país”, alertó el abogado y excanciller peruano Miguel Ángel Rodríguez Mackay.

“El daño que sus palabras produce al proceso económico [bilateral] será tan grave como su incapacidad para darse cuenta de sus consecuencias”, dijo Rodríguez a este diario.

La canciller peruana, Ana Cecilia Gervasi, garantizó este lunes al periódico El Comercio, de Lima, que las “muy importantes” inversiones mexicanas en Perú y peruanas en México “continuarán más allá” de lo que diga Andrés Manuel López Obrador.

Al indicar que el intercambio comercial “supera los 2 mil millones de dólares”, consideró “inconcebible” que México “retroceda 12 años” en la alianza.

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