Alejado de la política desde el 22 de octubre de 2018, cuando renunció como presidente nacional del PRD , Manuel Granados Covarrubias asegura que por ahora no busca algún cargo de elección popular .

“Lo importante es que todos participemos desde su propia cancha”, como él que labora como asesor para la Fundación Rigoberta Menchú Tum y como profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM y de la Barra Mexicana de Abogados.

Entrevistado por EL UNIVERSAL

niega haber recibido alguna invitación del precandidato del PVEM a la gubernatura de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona.

“No lo he buscado, en realidad. Lo importante ahora, es mantenernos en un esquema claro y participo donde hay que hacerlo”, enfatiza.

Sobre las renuncias ocurridas los últimos días en el PRD , partido que encabezó por 10 meses, sostiene que “cada actor y cuadro político tiene su toma de decisiones. Cada quien va a donde se siente parte de ese proyecto”, afirma.

Destaca que el PRD y los demás partidos políticos, “deben adecuarse, transformarse al nuevo esquema que vive el país. Es una nueva reingeniería que arrancó en el 2018, con un precedente democrático nunca antes visto. Los partidos tienen que adecuarse, modernizarse, frente a esta nueva realidad”, insiste.

Doctor en Derecho Constitucional --nacido en el Barrio San Ignacio, en Iztapalapa, el uno de agosto de 1974--, durante los trabajos de la reforma política del Distrito Federal decidió afiliarse al PRD, del que más tarde es nombrado presidente nacional el 9 de diciembre del 2017.

Para ello, tuvo que renunciar como titular de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales de la capital, cargo al que llegó en julio de 2015, para lo que tuvo que pedir licencia indefinida como diputado local.

Comenta que el 22 de octubre del 2018, renunció como líder nacional del sol azteca, para luego sumarse al grupo de consejeros de la Fundación Rigoberta Menchú Tum, además de continuar con sus clases en la UNAM y la Barra Mexicana de Abogados, así como en algunos litigios.

“En política, dejé de participar desde que dejé la dirigencia nacional del PRD. En los poco más de 10 meses que estuve en ese cargo, recorrí el país lo que permitió a ese partido conservar su registro en el proceso del 2018. Una vez concluido ese proceso, para cumplir con el reglamento renuncié”, confiesa.

Desde entonces, aclara, “continué con el tema de participación, pero ahora solo como ciudadano del proceso democrático que vive el país, con una nueva propuesta de gobierno”.

Sostiene que como líder nacional perredista, recorrió el país, “porque fui un dirigente de territorio, no de escritorio. Esto me permitió conocer nuevos liderazgos, sobre todo jóvenes, estar cerca de los problemas, como la Montaña, en Guerrero; las Margaritas, en Chiapas, en fin, establecí que los conflictos son distintos en cada zona del país”, dice.

Su voz denota entusiasmo, y aun cuando asegura estar alejado de la política desde hace más de dos años, habla como si todavía fuera dirigente del sol azteca.

“Conocí liderazgos en diferentes lugares. Jóvenes con entusiasmo, como Gerardo Gaudiano, en Tabasco, que ha tenido una participación muy activa de cercanía con la ciudadanía. En Guerrero, con Graco Badillo, que es parte un jóvenes con cercanía con la ciudadanía que conoce los problemas”.

Revela que en esa etapa es como conoció a Ricardo Gallardo Cardona, “y quien me lo presenta es el arzobispo (Antonio) Chedraui. Incluso, San Luis Potosí (por el que Gallardo gana la diputación federal), fue la entidad que más votos generó al PRD, el único estado que logró mayoría el partido”, comenta con orgullo.

“Mi campaña fue para conservar el registro. No hubo día que dejara de apoyar a nuestros candidatos. Fue sui generis, que el PRD tenía un candidato propio para la República, pues sólo tuvimos candidatos en 100 de los 300 Distritos, debido a los acuerdos con los otros partidos”, recuerda Granados Covarrubias.

Empero, reconoce que desde diciembre del 2018, “vivimos una etapa de transformación, de un nuevo gobierno. Hay una nueva reingeniería en todos los aspectos. De allí que no son ajenos los cambios en el ámbito jurídico, con una Suprema Corte innovadora”, señaló.

Aunque enfatiza que frente a la pandemia, el orden mundial y la salud pública, “deben tomar decisiones para recuperar los valores sociales y familiares que se han perdidos; hay que acercarnos a personas, a las familias. En ese sentido hay que trabajar, impulsar esos mecanismos”, manifiesta.

Además, dice, hay otros elementos, porque si bien es cierto la existencia de la pobreza, de la marginación, también hay nuevos paradigmas, “que nos trae nuevas desigualdades, como la tecnología con Internet, pues hay muchas personas que no tienen acceso, que los hacen diferentes, “y eso otro aspecto donde hay que trabajar”, comenta.

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