El presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, Napoleón Gómez Urrutia (Morena) acusa que presiones de fuera han permeado en el proceso legislativo de la reforma en materia de subcontratación, con miras a legalizar prácticas de fraude, evasión fiscal, simulación y explotación de los trabajadores.

“A mí me preocupa que si por alguna circunstancia estas presiones de fuera se impusieran, sería un elemento desde dentro de la Cuarta Transformación del Poder Legislativo, que estaría minando al proyecto de cambio que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido al país”, subraya.

Entrevistado en esta casa editorial, el senador Gómez Urrutia habla de su compromiso por una modernización laboral, tras décadas de abandono del sector.

Señala que se requiere de una clase trabajadora fuerte, y a favor de ello continuará con más reformas que sacudan el mundo del trabajo en los tópicos de pensiones y derechos de las mujeres, por ejemplo.

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Relata la forma en que el presidente Andrés Manuel López Obrador le ofreció que fuera candidato a senador por Morena, una posición política con fuero que lo blinda jurídicamente contra empresarios mineros que no pudieron meterlo a la cárcel porque los acusó de homicidio industrial, cometido en 2006, contra 65 trabajadores, dice, cuyos cuerpos ni siquiera se recuperaron de la mina de Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila.

¿Usted ha dicho que la reforma legislativa para la subcontratación será histórica?

—Es un tema de trascendencia nacional, que he llamado una reforma histórica porque va a modificar un sistema que se había deformado, va a permitir al Estado recuperar recursos, menos evasión fiscal, y representará ingresos y prestaciones para los trabajadores.

Quizá es una de las reformas más importantes de este gobierno y, del Congreso de la Unión.

¿Cuál es el estatus del tema?

—El dictamen se aprueba por unanimidad el 3 de diciembre de 2019; un par de horas después la Junta de Coordinación Política (Jucopo) decide suspenderlo, llamar a parlamento abierto [por segunda vez] sin consultar a las comisiones dictaminadoras, las de Trabajo y Estudios Legislativos Segunda.

Cuando estábamos listos para revisar en comisiones si alguna de las sugerencias tenía sustento y podía mejorar el dictamen original, de repente se decide que no, que va a haber mesas de trabajo adicionales y se invita de nuevo, como en las reuniones anteriores, a empresarios, líderes sindicales, académicos y se acuerda que las propuestas sean llevadas a las comisiones de Trabajo y Estudios Legislativos Segunda, las únicas que pueden modificar el dictamen o el pleno del Senado. No hay compromiso formal, las mesas de trabajo no tienen facultades.

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¿Ese atajo no está en la ley?

—No está en la ley, ni la Mesa Directiva del Senado lo puede hacer. Como procedimiento está mal, no hay tal acuerdo. El único compromiso fue recoger las propuestas y llevarlas a las comisiones unidas.

¿El documento de cambios al dictamen altera el sentido de la reforma planteada?

—Sí lo altera, la figura de reparto de utilidades no se reconoce; “responsabilidad solidaria” no se dice respecto a qué, se legaliza el outsourcing o subcontratación ilegal y se elimina el término de simulación laboral.

¿Será peor la subcontratación con esos cambios?

—Así es, y diferentes senadoras y senadores no están a favor, hay quienes están a favor de la desaparición total del outsourcing.

¿De su bancada?

—Sí claro. Hay una senadora [Blanca Piña Gudiño] presentó una iniciativa para que desaparezca totalmente, no que se regule. Entiendo que la Cámara de Diputados aprobó también la desaparición de este sistema laboral completo. Porfirio Muñoz Ledo ha publicado que constitucionalmente esa figura no debe existir.

Hay quienes opinan con desconocimiento, por lo que escuchan o por intereses personales, políticos o de otra naturaleza. Es terrible, hay muchos intereses creados.

¿Han permeado en el Senado?

—Han permeado en el Senado. Ahí están los senadores del PAN, activos y agresivos, y dicen que se violaron acuerdos. ¿Cuáles acuerdos? ¿Dónde se votó? No se puede votar, porque entonces la mesa de invitados va a imponer al Senado decisiones.

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No procede, no se puede. Hay un intereses muy claro a favor de defender esas propuestas [las del documento de la mesa de trabajo].

Por eso los presidentes de las dos comisiones dictaminadoras, la senadora Ana Lilia Rivera y un servidor, enviamos un escrito el mismo miércoles 4 de marzo, tras la suspensión de la reunión de comisiones en que se iban a revisar las propuestas, a la presidenta de la Mesa Directiva [Mónica Fernández Balboa], diciendo que nosotros ratificamos en sus términos el dictamen aprobado el 3 de diciembre. Sostenemos el dictamen como está.

A mí me preocupa que si por alguna circunstancia estas presiones de fuera se impusieran, sería un elemento desde adentro de la Cuarta Transformación del Poder Legislativo, que estaría minando al proyecto de cambio que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido al país.

Si las presiones de fuera se impusieran, se mantendría la desigualdad o la acrecentaría con un marco legal protector y por eso muchas senadoras y senadores han opinado en contra, porque no tiene un sustento desde el punto de vista de justicia, ético, moral ni de la rentabilidad económica para el Estado.

Eso tiene que cambiar [con una reforma] que le dé sustento y fuerza a este gran proyecto de transformación que México necesita.

Legalizar el outsourcing no es aceptable desde el punto de vista de esa gran deuda con los trabajadores, y ese es el propósito del dictamen original, el de diciembre. Queremos que prevalezca con las modificaciones, es decir, no estamos cerrados a que tiene que ser 100%, pero no cambiar las cuestiones de fondo que vendría a justificar lo ilegal, y con la ley aprobada sería gravísimo.

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¿Cómo fue su encuentro político con el Presidente, cuando usted estaba fuera del país?

—Poco antes de ser candidato, Andrés Manuel López Obrador hizo una visita a un par de países, Inglaterra y España. Allá, en sus encuentros, los líderes políticos y sindicales, para su sorpresa, todos le hablaron muy bien de mí.

Le dijeron: “Si usted llega, le queremos pedir una sola cosa, que haga fácil que regrese Napoleón Gómez Urrutia. Para nosotros es un hombre que ha dado una lucha, una resistencia”, y me llamaron y me siento muy honrado.

Ya como candidato, en Cananea, Sonora, llama a algunos de mis compañeros líderes sindicales y les dice que quiere hablar conmigo, y me lo pasan al teléfono. Nos saludamos. Ya lo había saludado por teléfono en alguna ocasión, y dijo algo así como: “Estoy hablando con tus compañeros y les estoy haciendo una propuesta para ti, no podemos hablar por teléfono estas cosas, y yo quiero que vayan [a Canadá] y te lo digan personalmente. Y yo esperaré tu respuesta”. Le dije: “Muchas gracias y estamos a sus órdenes”.

¿Sintió bien la oportunidad?

—Siempre hubo afinidad de estrategias políticas. Era la posibilidad de que yo regresara como senador de la República, por supuesto que era algo importante y yo quería regresar a México, pero nunca se dieron las condiciones.

Acepté porque era venir a contribuir sin ningún interés político de fondo más que ayudar a México, a los trabajadores, en la medida de mis posibilidades y, desde luego, a su gobierno para que tuviera éxito.

¿Y qué pasó?

—Hubo una reacción tremenda de los adversarios, enemigos tradicionales, de los empresarios mineros de este país, de los tres hombres más ricos de México que son mineros; salieron en campaña con una serie de ataques. Tantas cosas que habían inventado a nivel nacional e internacional y se les habían caído.

Canadá nunca aceptó una denuncia que presentó el gobierno de México, porque formulaban acusaciones falsas, y en Interpol, en Lyon, Francia, ganamos una demanda porque pidieron una Ficha Roja sobre bases falsas, y la policía del mundo me dio un escrito en el que dice que la solicitud de México no se apega a sus reglas, que tiene acusaciones políticas falsas, y se trata de una persecución. Dan la orden de borrar mi nombre, y yo nunca existí para Interpol.

Estas cosas las hizo violando la Constitución el gobierno de Vicente Fox, que le ordena a [Humberto] Moreira, gobernador de Coahuila, el año de la tragedia de Pasta de Conchos, que había que detenerme en el estado y le dijo: “Sobre qué, si no hay ninguna acusación en contra de él”, y el Presidente contestó: “No te preocupes, tú detenlo”. En otro país, al día siguiente, un Presidente así hubiera caído. Bueno aquí no.

¿En su nueva situación, cómo se siente?

—Creo que vamos en la dirección correcta [con reformas laborales a favor de los trabajadores], así que espero que no exista ningún error ni equivocación, en que me haya hecho la propuesta el Presidente de regresar a México.

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