Rodolfo Galindo llegó a la Basílica de Guadalupe un día antes de la celebración a la Virgen. Después de tres horas de pedalear su bicicleta entró al atrio del templo Mariano acompañado de 25 ciclistas que conforman el grupo Cocoris Ixtapaluca.

Comenta que aunque las medidas contra el Covid-19 se han relajado, aún da miedo adentrarse en el tumulto de gente, por lo que prefiere tomar previsiones y cubrir su nariz y boca.

“Da aún miedo entrar por el Covid, pero la fe en la Virgen nos trae aquí año con año, así que sólo hay que tomar las medidas pertinentes y cuidarnos”, expresa.

Miles de creyentes arriban a La Villa, previo a que se entonen las tradicionales Mañanitas a la Virgen. Hasta el corte de las 20:00 horas, sólo ayer sábado habían ingresado 377 mil 245 peregrinos. peregrinos, según datos de la alcaldía Gustavo A. Madero.

A diferencia del año pasado, cuando la pandemia se encontraba aún en apogeo, las medidas para evitar contagios se relajaron. No hay exigencia de portar cubrebocas en el templo. También desapareció la constante sanitización en los accesos y la entrega gratuita de gel antibacterial.

Lo que no desaparece es la fe y la emoción de aquellos que logran abatir el cansancio y llegar hincados, en procesiones, en bicicleta o caminando hasta a la Basílica de Guadalupe para agradecer por un año más de vida, por las buenas condiciones de salud, para cumplir una manda o simplemente para visitar a la Virgen en su día.

Algunos peregrinos descansan mientras recuperan fuerzas y se alistan para permanecer en el recinto religioso, soportando incluso el frío. Para este domingo, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil activó alerta amarilla por pronóstico de temperaturas entre cuatro y cinco grados al amanecer.

Esperan buenas ventas

La tradición de visitar a la Guadalupana no estaría completa sin el comercio. La Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) estima que esta celebración religiosa dejará una derrama económica de 225 millones de pesos.

Vender a las afueras de la Basílica es además de un negocio, una tradición familiar de varias generaciones, coinciden Minerva Silva y Fernando Camarena, quienes tienen sus locales de artículos religiosos y esperan que haya buenas ventas por los festejos a la Virgen de Guadalupe.

Minerva Silva destaca que este año hay mucho que agradecer, ya que ha sido difícil en lo económico. “Primero hay que agradecer que estamos vivimos y que hemos salido adelante después de una pandemia complicada”.

Doña Minerva vende desde playeras en alrededor de 60 pesos, sarapes en 280 pesos, hasta una imagen de la Virgen por un costo 4 mil 500 pesos.

Fernando Camarena es otro mercader. Él recuerda a su esposa, quien ya falleció y con la que compartió 50 años. Su compañera de vida fue quien lo incentivó para tener un local comercial, ella vendía productos en la Basílica desde pequeña.

Entre lágrimas, don Fernando asegura que vender en la Basílica es una gran responsabilidad, pues heredó de su mujer el gusto de tener un negocio y el esfuerzo y trabajo que representa laborar los 365 días del año ofertando productos para los fieles de la virgencita del Tepeyac.

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