Como una superheroína, Rosario Flores resguarda su identidad tras una nariz de payaso y una bata blanca, entonces se convierte en la Dra. Lentejuela; su misión: utilizar la risa como terapia en estos momentos de pandemia y recordar que se puede ser solidario todos los días, pero en especial en fechas especiales, como el Día de los Santos Reyes.
Acompañada de un ejército de payasos, la Dra. Lentejuela usa la explanada del Monumento a la Revolución como punto de partida para comenzar a repartir juguetes y ropa entre algunos niños y adultos que viven en situación de calle y a los que, por diversas razones, los Reyes Magos no llegaron este 2021.
“El que no vive para servir, no sirve para vivir. Nariz de corazón nació hace seis meses, en plena pandemia, porque estamos convencidos de que si todos somos solidarios, ayudaremos a este país a salir adelante.
“Para este Día de Reyes hicimos una recolección de juguetes y ropa porque sabemos que Melchor, Gaspar y Baltasar están muy apurados, por eso les vamos a ayudar a sacar sonrisas a muchos niños y también a adultos, porque todos llevamos un niño interior”, dice la Dra. Lentejuela a EL UNIVERSAL.
En una caravana de al menos cuatro automóviles, la fundadora de Nariz de Corazón comenzó la travesía: el cruce de Paseo de la Reforma con Eje 1 Norte fue el primer punto en el que tuvo oportunidad de hacer sonreír a un grupo de niños.
“Quiero una pelota”, susurró Osmar, de apenas dos años; “Yo quiero una muñeca”, dijo Yailín, su hermana, quien iba de la mano de Austin, su hermano mayor. “Tomen lo que quieran, lo que les guste”, gritó la Dra. Canelita, al tiempo que les entregó bolsas de aguinaldos.
“Es muy bonito que vengan y le regalen cosas a nuestros hijos, ver sus caritas, todos emocionados porque este año sí hubo Reyes y van a jugar con su pelota, con los peluches. Muchas gracias en verdad”, comentó Adriana, madre de los tres menores de edad y quien vende dulces en este cruce peatonal.
La comerciante también aprovechó para escoger ropa para ella y sus hijos, desde playeras, sudaderas, pantalones, calcetines, gorros y guantes para el frío.
“Este año no iba a haber Reyes, no iban a llegar porque la pandemia complicó todo, por eso no tengo palabras para agradecer a estos payasitos que vienen y nos regalan cosas. Ver felices a mis niños es bien bonito”, señaló la madre de familia.
Tras un pequeño recorrido por el Centro Histórico de la capital del país, los doctores de la risa que conforman Nariz de Corazón llegaron a la Casa Hogar de la Hermana Teresita, cerca de la Plaza de Garibaldi, ahí entregaron más ropa y juguetes a quienes hacen uso del comedor comunitario y se alojan en las instalaciones.
“Es muy emocionante hacer estas jornadas de donación. Nariz de Corazón nació enmedio de la pandemia porque estamos convencidos de que aun en los momentos más difíciles, todos podemos recordar cómo sonreír y ser felices. Nuestro trabajo es regalar sonrisas y en esta ocasión lo hacemos ayudando a los Reyes Magos en su labor de entregar juguetes a los pequeños”, asegura la Dra. Lentejuela.
Frente a un grupo de aproximadamente 10 mujeres que viven en esta casa hogar, Luigui Bombín hace trucos de magia y cuenta sus mejores chistes. Entre aplausos pide a su público que nunca deje de sonreír y de disfrutar de su niño interno.
“¡¿Quieren más juguetes, quieren más bolsas con dulces?!”, pregunta el payaso; ante muchos gritos afirmativos contesta: “¡Pues yo también, así que caigan con lo que me toca!”. Las espectadoras no paran de reír.
Entre el público, Elizabeth, de 16 años, no deja de aplaudir sin importar que entre sus brazos descanse su hijo Lian, quien nació hace apenas tres meses.
“A veces uno vive con miedo por la realidad que tenemos, pero esto es lo que vale la pena, sin querer ya llegaron los Reyes”.