“¿Cómo estuvo? ¿Sufrió mucho?”, preguntaban familiares de víctimas de Covid-19 a la doctora Claudia Meixueiro Calderón, cuando reconocían el cuerpo de su ser querido en la morgue del Centro Médico Naval.

Durante la pandemia, la jefa del Servicio de Patología y su equipo se han encargado del resguardo y manejo de las personas fallecidas por coronavirus en el hospital de la Secretaría de Marina (Semar), que registra hasta el momento 304 decesos.

El contagio de dos de sus compañeras llevó a Meixueiro Calderón y a otros patólogos al área de entrega de cadáveres en abril, donde presenció el dolor, la incertidumbre y la despedida del único familiar que podía acceder a la morgue.

Algunos, señala, le tomaban una fotografía al fallecido para compartirla con el resto de los familiares de la víctima, ya que desde que ingresan al hospital no saben si lo volverán a ver.

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“Cuando los familiares llegaban a reconocer a su deudo, preguntaban, creyendo tal vez que la persona que les está entregando a su ser amado estuvo con él en la convalecencia, sobre cómo estuvo y si sufrió mucho.

“Me impactó porque me di cuenta de la necesidad que tienen las personas, la incertidumbre que viven”, recuerda.

La especialista en Anatomía Patológica explica que para el reconocimiento del difunto, el equipo del Departamento de Patología del Centro Médico Naval diseñó una bolsa impermeable con una ventana o mirilla transparente, así como una cortina que cubre el rostro para que sólo lo vea el deudo.

Afirma que con este instrumento no sólo se hace una entrega correcta del cuerpo, sino que permite “este cierre, una especie de despedida que es breve, pero que es necesaria (...) Me pongo en el lugar del familiar afectado y es innegable la angustia.

“Te entregan al familiar fallecido, y esa incertidumbre de que si en verdad será [él], entonces nosotros como institución tenemos esa empatía.

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“Debes tener empatía, ponerse en su lugar. Estar frente a alguien que lo está viviendo te hace estar ahí realmente, entonces para mí fue muy revelador y fue cuando yo hice más hincapié en que quería que fueran muy profesionales en su actuar, pero que si veían a alguien derrumbarse, que le dieran apoyo”, comenta.

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Relata que en la entrada del área de cadáveres hay un letrero que dice que están prohibidas todas las fotografías.

“Antes no era así; sin embargo, determinamos que no era adecuado porque en alguna ocasión me tocó permitirlo y me di cuenta de que fue un error, pues la persona cada vez que veía la foto [del difunto] se desvanecía.

“Recordé que cuando alguien pierde un ser querido y lo obligan a verlo muerto se te olvidan las demás imágenes que tienes.

“La madre y la hija que veían la foto se derrumbaban, yo me sentí mal por permitirlo porque creo que les robé la oportunidad de que lo recordaran como era en vida y ahora van a recordar esa foto”, menciona.

Claudia Meixueiro Calderón, con el grado de Capitán de Corbeta del Servicio de Sanidad Naval, destaca que el trabajo en equipo, una característica que distingue a la Secretaría de Marina, permitió sortear los momentos críticos de la pandemia en el Centro Médico Naval, el cual, afirma, cuenta con todos los insumos, tanto de protección al personal como para la atención de pacientes.

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“La Secretaría de Marina es una institución cuyo objetivo, simple y sencillo, es el de servir a México. Está constituida por gente preparada, con altos valores, principios (...) Todo este esfuerzo que se ha hecho es por el bien común y estamos en total disposición de seguir adelante”, dice.

Señala que la carga de trabajo está cambiando porque al principio el enfoque era dirigido hacia la entrega de cadáveres, la recepción de muestras derivadas de cirugías y demás, lo cual, detalla, disminuyó derivado de la reconversión hospitalaria.

“Creo que ahorita es muy importante buscar estudiar más a profundidad la enfermedad, nosotros contamos con tecnología de punta y a estas alturas creo que ya estamos con una madurez mayor para afrontar esto y buscar secuenciar el virus, encontrarlo en el tejido, aportar algo más.

“Hay muchas aportaciones [en la materia], pero todavía hacen falta más”, concluye.

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