Silencio. Quizá sólo antes de que fuera inaugurado, el Senado de la República tuvo la ausencia casi absoluta de senadores, y este es el día de la Fase 1 de la contingencia por Covid-19 , en el que este bastión de toma de decisiones ha quedado en manos de otro ejército, el del servicio de limpieza, que con jergas, trapos, pistolas de agua, todo lo limpian.

Lo que adentro es vacío, afuera, en el perímetro senatorial es depresión de taqueros, boleros, vendedores de golosinas, refrescos, botanas, que se quedan sin fuente de ingresos.

Decenas de familias de la economía informal viven de ofrecer comida y refrigerios a cientos de trabajadores que laboran aquí, un recinto del poder Legislativo que puede suspender sus actividades de un momento a otro.

La Torre de Comisiones, con sus 14 pisos; el edificio Hemiciclo, con seis pisos de oficinas de senadores y de los órganos de gobierno del Senado están abandonados, de hecho.

Van y vienen trabajadores de mantenimiento y las mujeres que contratadas por Fonatur, realizan las labores de limpieza, quehaceres que en esta situación cobran alta relevancia.

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Por primera vez en la historia del Senado, por ejemplo, mientras se desarrollaron los trabajos de la asamblea de este jueves, que duraron ocho horas, varias trabajadoras limpiaron cada uno de los 128 escaños, incluso, los micrófonos instalados en cada uno de esos lugares. La presidenta de la mesa directiva, Mónica Fernández Balboa (Morena), agradeció el apoyo, en particular a la señora, Fabiola Franco Centeno.

Aunque el Senado no está en pausa --lo que temen quienes viven del comercio que se presta a los que adentro trabajan--, sólo se esperan reuniones de algunas comisiones legislativas y el desahogo de asuntos en el pleno, pero, en todo caso, no más allá del jueves 2 de abri.

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Esta vez, las voces de las mujeres del aseo --muchas de la tercera edad--, no se oyen en esta bóveda de silencio, y tampoco la música con que acompañan sus labores si en sus áreas asignadas no asisten senadores y asesores.

Las áreas operativas han empezado a escalonar la no asistencia de sus integrantes, a repartir tareas a realizar en casa, y sólo los que sean rigurosamente necesarios para la sesión del martes 24 de marzo serán requeridos.

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El restaurante del quinto piso, lejos del alcance de los empleados, y que se vuelve exclusivo de los legisladores está sin clientes. Sus grandes mesas redondas están "montadas" con platos copas para agua y vino, sobre manteles blancos.

En la librería y cafetería próxima al Patio del Federalismo, el espacio más concurrido del inmueble, las empleadas no dejan de acomodar libros, ajustar inventarios, sin que incluya la ausencia de sus clientes.

Los acomodadores de carros en los estacionamientos se aburren, y los encargados del Resguardo en la soledad diurna, mejor no piensan en lo que la gente dice, que una niña, de noche espanta.

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