Son casi las dos de la tarde y el calor de la gente ha vuelto a las calles de Tepito, La Merced y la Lagunilla. Aquí, en el Centro de la Ciudad de México, parece que la Jornada de Sana Distancia terminó.

Lloverá pero nadie se angustia en la calle de Aztecas. Aunque el mercado de La Lagunilla está cerrado, los puestos ambulantes están de pie.

Hay un hervidero de personas, cientos se arremolinan para comprar.

En ese pasaje, entre música salsa, banda y reguetón, cientos de ambulantes ofertan a gritos su mercancía. Sólo hay un cerco con unas cintas amarillas antes de llegar a la calle Peña y Peña que impide a los ambulantes instalarse.

Es en ese límite donde Cristian, vendedor de papas a la francesa y plátanos fritos, dice que hasta ahí tienen permitido vender, que sólo esa zona ha sido cerrada casi desde que empezó la contingencia, “ya para allá no hay nada, sólo es aquí que hay puestos, aquí la verdad es que no nos quitaron, por eso podía venir a vender, era poco, pero salía para la comida”.

Cristian interrumpe su relato para atender un pedido. Prepara las papas y comenta al agitar la salsa catsup: “Hoy está bien, ha venido más gente que la semana pasada. La verdad es que ya nos urge que se reactive todo otra vez. Yo voy al día y la verdad con esto de la contingencia me las vi negras”.

A contraesquina, en el Eje 1 y Aztecas no hay cerco. El fluir de los autos es constante, así como el de la personas. Ahí, Alejandro vende almohadas y gorras. Él dice que este domingo ha habido mucha gente, algo que lo pone contento ya que tenía semanas que no había podido vender casi nada, “hoy está bien, ha habido gente y ventas. En otros días aunque te pusieras no había ni a quién le vendieras. Nosotros vamos al día, ya nos urgía que quitaran eso de la contingencia. Mira ve ahorita está bien la venta.”

Al cruzar el Eje 1, en la misma calle Aztecas rumbo a Tepito, no hay puestos vacíos. Todos están ocupados. Ahí, también, cientos de vendedores ofertan mercancía. El flujo de personas no cesa. Van en parejas o en familia. Todos preguntan y adquieren productos.

En esa calle, César, quien vende aguas frescas, relata que este día hay más gente: “Hoy si vino mucha gente, incluso hay más puestos, la semana pasada había menos. Está bien, porque la neta todos estábamos bien ahorcados con la lana”.

César agrega que el confinamiento fue duro, “está bien que ya venga la gente, eso nos ayuda aunque creo que para estar como antes tendremos que esperar”.

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