Al mediodía, con el sol a plomo, el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo su primer encuentro cara a cara con uno de los sectores más longevos y duros del Partido Revolucionario Institucional (PRI): la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Ayer, en la explanada del Monumento a la Revolución, aquellos minutos con largos aplausos, porras y arengas de respaldo al Titular del Ejecutivo federal que caracterizaban a las “fuerzas vivas del tricolor” estuvieron ausentes. Fue su primer encuentro, cordial y cálido en el templete, pero frío desde las bases.

No obstante, los priistas del pasado y de ahora se dieron cita para celebrar el 84 aniversario de la central obrera, que creó el general Lázaro Cárdenas.

Y ahí, frente al Presidente estaba el PRI: en primera fila se encontraban su líder nacional, Alejandro Moreno; la exdirigente Claudia Ruiz Massieu, así como sus compañeros senadores Nuvia Mayorga, Eruviel Ávila y Manuel Añorve.

También estaban los gobernadores Héctor Astudillo (Guerrero), Miguel Riquelme (Coahuila), Marco Mena (Tlaxcala) y Alejandro Murat (Oaxaca), quienes compartieron con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo; la titular del Trabajo, Luisa María Alcalde; los directores del IMSS, Zoé Robledo, y del Infonavit, Carlos Martínez, y la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.

Los discursos encendieron poco a los cetemistas. Sólo cuando su secretario general, Carlos Aceves, señaló que había dejado atrás sus problemas de salud y había regresado más “cabrón”, estallaron en aplausos.

“Yo era ya pesado para los secretarios, exigía mucho, pero hoy regrese más cabrón”, dijo ante la porra de los suyos.

Otro momento que prendió a los de la CTM fue cuando López Obrador les indicó que revisarían los contratos y el marco legal para dar marcha atrás a todo lo que los afecte.

“¡Bravo, Obrador!”, exclamó un pequeño grupo.

Previo al evento, el sector festejaba a ritmo de batucada, se tomaba fotos con las bailarinas; hubo quienes, con cerveza en mano, se hidrataban.

Con el sol en su máximo punto, comenzó el pase de lista y los aplausos sonaron con los gobernadores, pero se apagaron al nombrar a Sheinbaum Pardo, a Robledo Aburto y la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

Fue notorio el silencio con el que “los trabajadores de México” recibieron a la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde.

Minutos antes, en la sede de Vallarta, donde se forjaron los duros de la central obrera, los cetemistas gritaban porras para sus dirigentes regionales. Con batucadas y con banderas celebraron que ratificaron a Aceves del Olmo como líder.

En el auditorio Fernando Amilpa, durante el Congreso Extraordinario, nunca faltaron las consignas, sobre todo cuando se habló de la fuerza laboral que representa para el país la CTM. Fue un día soleado, pero con un frío recibimiento de los duros priistas para el primer presidente emanado de la izquierda contemporánea.

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