Un dinosaurio de peluche color verde, con un letrero blanco con el emblema de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), aparecía en una de las curules de la primera fila del Salón Verde de la Cámara de Diputados desde antes de las 17:00 horas.

En ese pequeño salón comparecería el director de la CFE, Manuel Bartlett, para rendir cuentas por la glosa del Tercer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y para defender su reforma eléctrica.

Hay poca iluminación. El pequeño peluche contrasta con los trajes y curules oscuros de los diputados federales. ¿Para qué será el dinosaurio? La respuesta la dio el diputado federal del PRD, Mauricio Prieto, quien, al fijar la posición de su fracción, subió a tribuna, acompañado del colorido peluche, y parafraseó al escritor guatemalteco Augusto Monterroso: “Bienvenido, señor director… hoy por la mañana desperté y el dinosaurio seguía ahí… es cuanto señor presidente”.

Bartlett Díaz lo miró desde que se levantó de su curul y caminaba hacia la tribuna. Al funcionario federal se le salía una breve son- risa y disimulaba rayando una de las hojas que tenía a su derecha, mientras los legisladores de oposición le aplaudían a Mauricio Prieto por su intervención.

Por el PAN, Justino Arriaga reclamó las más de 10 casas e inversiones que tienen los Bartlett, así como el contrato por 31 millones de pesos que obtuvo su hijo por la venta de ventiladores al IMSS.

Al paso, el líder del MC, Jorge Álvarez Máynez, tuvo la oportunidad de hacer la primera pregunta de su fracción. Fue directo y le dijo que, a pesar de la cortesía que habitualmente se da, él no era bienvenido, y sólo tenía derecho a estar ahí porque era su obligación constitucional. “Licenciado Bartlett, ¿qué necesitamos hacer para sacarlo de su obsesión por el carbón, por los combustibles fósiles y por condenar a los mexicanos a un futuro que no se merecen?”.

El funcionario se defendía: “No tenemos una obsesión por el carbón, ¿no sé de dónde saca eso?”, y suscribió que el Estado mexicano sólo tiene tres plantas de carbón y no trabajan a su máxima capacidad por lo mismo. “No estamos en contra de las energías limpias ni estamos con una obsesión de envenenar al pueblo de México, eso es una mentira y no está basada en la realidad”. Se enfrascaban en un tira-tira diputado y funcionario.

En el segundo round le preguntaron por qué no les explicaba cuántas propiedades o inversiones tenía en los Pandora papers. Pero Bartlett Díaz calló.

El funcionario presumía que durante los tres años de la administración de López Obrador sólo se han dedicado a bajar las tarifas eléctricas, y adelantaba que con la reforma presidencial habrá tarifa única de luz en el país, y que disminuirán los precios. Describió: “Lo que están haciendo con las energías limpias (…) es puro negocio sucio”. Y remató: “La caída del sistema fue un amasiato entre el PAN y Salinas de Gortari...”. Fue así como por más de siete horas, Bartlett se sentó en el banquillo de los acusados… Y cuando despertaron… el dinosaurio seguía ahí.

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