Para Rafael Barajas El Fisgón, la crítica de los periodistas al Presidente tiene que ir acompañada de ética y rigor. Afirma que en México se goza de “una amplísima libertad de expresión”.

En entrevista con EL UNIVERSAL comparó a Andrés Manuel López Obrador con Luiz Inácio Lula Da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Evo Morales, quienes han enfrentado campañas de descrédito y mentiras “brutales” por parte de los medios de comunicación.

Dijo que estas campañas son una estrategia de desestabilización y descrédito que funciona para la derecha a nivel internacional en contra de los gobiernos que no se asumen como neoliberales.

Cita al analista de redes de Podemos, Julián Macías, quien dijo que las campañas de descrédito contra López Obrador en México, Podemos en España, Morales en Bolivia y Correa en Ecuador, tenían redes y granjas de bots operadas por sectores de la ultraderecha a nivel internacional.

Acusa que en los grandes consorcios mediáticos o el mainstream media proliferan las mentiras y fake news. Insiste en que la crítica es necesaria y asegura que él la ha hecho en contra del gobierno de la 4T y el Presidente.

Esta crítica la deben hacer los medios de comunicación, porque en México, detalla, la libertad de expresión se vive en amplitud: “Lo que puede estar en crisis no es la libertad de expresión, sino el modelo de negocios de los grandes consorcios informativos”.

¿Cuál es su balance del estado de la libertad de expresión en México?

—Gozamos de una amplísima libertad de expresión. Hay un sector que afirma que está amenazada; sin embargo, no hay un solo caso de censura que venga del gobierno. Paco Calderón y el mismo Ciro Gómez Leyva aseguran que es plena en el país, estoy convencido de que vivimos un periodo de gran libertad de expresión. No sólo eso, hay tan pocas trabas, que han proliferado las mentiras, medias verdades, fake news y esto es la antípoda de la falta de libertad de expresión.

¿Se refiere a lo que publican los medios o a lo que circula en las redes sociales?

—En redes sociales el fenómeno es preocupante, México es el segundo país en el mundo con más noticias falsas. Es impresionante, pero también es cierto que eso abarca a los mainstream media: los grandes consorcios mediáticos. Muchos de ellos, en la era del PRI y el PAN eran poco críticos con el gobierno y minimizaron u ocultaron hechos políticos importantes. Esta lógica permeó por décadas y es curioso pero parece ser que ahorita su actitud ha cambiado radicalmente. Nos encontramos con periódicos de renombre, de circulación nacional, que sacan a colación informaciones que no están comprobadas. Esto ocurre con muchísima frecuencia.

Los entrevistados por EL UNIVERSAL señalan que la prensa y los periodistas deben criticar y cuestionar al poder, ¿coincide?

—Por supuesto, y coincido con Helio Flores, hay muchos poderes y vivimos en un momento de transición muy complicado y delicado. Lo viejo no se acaba de destruir y lo nuevo no se termina por construir. Son muchos los poderes que están en juego y la prensa constituye uno de ellos.

No puede ser que en este debate, este cuarto poder se pretenda fuera de las críticas, esto no se puede dar. Decir sin fundamento que hay censura por parte del gobierno abona a la lluvia de mentiras.

¿Esta crítica debe venir del Presidente de la República?

—De todos lados. La prensa debería ser la primera en revisar su comportamiento y es un problema de ética, no podríamos excluir a ningún actor del debate. Si no queremos que se excluya a la prensa del debate nacional, ¿por qué querríamos excluir a un alto funcionario, así sea el Presidente? Muchos de los quejosos de que la libertad de expresión está amenazada basan sus críticas en cosas subjetivas.

¿Un caso concreto?

—Paco Calderón dice siento que está amenazada pero no aportan casos concretos. Estas cosas se tendrían que documentar. Si creemos en la objetividad de la prensa, tendríamos que ser más rigurosos.

Creo que esa circulación de falsas noticias amenaza la libertad de imprenta; que es una que siempre está amenazada por muchos factores. Perdón, pero la actuación de la propia prensa es uno de ellos.

En tiempos de Madero se le dio total libertad a la prensa y esta la aprovechó para atacarlo; la campaña de la prensa contribuyó a minar la imagen del Presidente y fue el antecedente directo del doble magnicidio de Madero y Pino Suárez, pero también esa andanada provocó un descrédito a muy largo plazo de la prensa.

Aquí estamos, además, en esta coyuntura, en un momento muy delicado, no podemos sacar esta campaña, esta andanada de fake news o mentiras, de lo que ha ocurrido, de las lógicas que se han dado en América del Sur.

Estos gobiernos que van a contrapelo del sentido común neoliberal han sufrido campañas de descrédito brutales: Cristina [Fernández de] Kirchner, Dilma Rousseff, [Luiz Inácio] Lula da Silva, [Rafael] Correa y Evo Morales. Es una estrategia de desestabilización que funciona para la derecha a nivel internacional.

Hace unos días, Julián Macías, el gran analista de redes de Podemos, señaló cómo las campañas de descrédito contra López Obrador en México, Podemos en España, Evo Morales en Bolivia y Correa en Ecuador, tenían, entre otras cosas, redes y granjas de bots operadas por sectores de la ultraderecha a nivel internacional. Ese es el factor central.

¿Está diciendo que hay una campaña orquestada por todos los medios de comunicación para sacar al Presidente del poder?

—No. No creo que los medios se estén coordinando, y ojo ¿eh? tampoco lo puedo desechar. Estas campañas de descrédito han sido una constante en América Latina contra los gobiernos que rompen con la hegemonía neoliberal y no podemos perderlo de vista al analizar la situación mexicana.

¿Entonces cómo se debe criticar al Presidente?

—Los periodistas debemos basar nuestras críticas en información sólida, y ratificar y cuidar lo que publicamos. Es necesario tener una actitud ética ante la información, tenemos que volver a darle peso a la verdad. Lo que puede estar en crisis no es la libertad de expresión, sino un modelo de negocios que se consolidó alrededor de los grandes consorcios informativos. El debate es más profundo que un tema de censura, han cambiado las plataformas y la forma en que la gente se informa. Necesitamos hacer un análisis más serio y preciso del fenómeno, se tiene que abrir un debate entre la prensa sobre ética y periodismo, medios y libertad de imprenta. Estos grandes consorcios mediáticos abogaban por el achicamiento del Estado; sin embargo, este era su principal cliente.

El Presidente se refiere a los medios como adversarios, opositores, fifís, pasquines, ¿esto no es dañino?

—El problema empieza cuando los medios mienten y con la credibilidad que se forjan. Las críticas que se han hecho tienen que ver con la idea de que seguimos en las lógicas de la presidencia priísta. Por ejemplo, en los 60 se plantea que las palabras del presidente son órdenes, perdón, esto no es así. Vivimos un cambio social muy importante, con una conciencia ciudadana distinta a la que teníamos en la década de 1960. Tenemos que revisarnos todos, cuál ha sido nuestra actuación y los medios también, analizar el comportamiento de la prensa en las últimas décadas.

¿Siendo López Obrador el presidente, no tendría él también que regularse?

—Imagínate tú que le pidiéramos esto a los medios, o hay libertad o no la hay. Para contrarrestar la campaña de mentiras, el principal problema y lo que más pone en riesgo a la libertad de expresión en el país, el Presidente hace las mañaneras. Con eso le quitó la agenda a los consorcios mediáticos que quieren regresarla. Ellos tenían el monopolio de la opinión pública y están buscando mecanismos para restringir la estrategia presidencial. Si Madero hubiera hecho las mañaneras no le habrían hecho golpe de Estado.

¿Entonces qué crítica le gustaría al Presidente?

—Eso pregúntaselo a él. Yo quisiera ver en los medios una actitud más profesional. Toda mi vida he estado en el periodismo de oposición, nunca había visto un gobierno con el que pudiera estar medianamente de acuerdo. Siempre, para poder conservarme profesionalmente, busqué basar mi información en hechos ciertos, no comprarme borregos ni mentiras, confirmar mi información y hacer análisis profundo. Eso no lo está haciendo un sector de la prensa. Ese tendría que ser el fondo del debate.

Con base en este último comentario que hace, ¿qué le critica al Presidente?

—Está en mis caricaturas, en mi trabajo. Abrimos debates, yo sigo haciendo círculos de estudios, ahí discutimos y hablamos abiertamente de todo. Déjame hacer las críticas cuando yo quiera.

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