Paradise, California. — Las cuadrillas de bomberos enfrentaban ayer los llamados “vientos del diablo”, extremadamente secos y cálidos, mientras combatían dos enormes incendios forestales en cada uno de los extremos de California, que ya se consideran entre los más destructivos en la historia del estado y han dejado un saldo parcial de al menos 31 muertos y 228 desaparecidos.

Ayer por la noche las autoridades sumaron 6 víctimas a los 25 muertos reportados por la tarde, para un total de 31, al tiempo que seguía la búsqueda de víctimas puesto que se desconocía el paradero de 228 personas.

El incendio Camp inició el jueves pasado en el noreste de Sacramento, en el norte del estado, y consumió gran parte de la ciudad montañosa de Paradise. Cientos de kilómetros al sur, el incendio Woolsey, amenazaba a la comunidad costera de Malibú, cerca de Los Ángeles. Más de 300 mil personas han sido evacuadas.

Autoridades esperan que los vientos secos soplen hasta el martes, lo que elevó la urgencia de las órdenes de evacuación, dijeron las autoridades.

“Estamos entrando en una nueva normalidad. La tasa de propagación es exponencialmente más alta de lo que solía ser”, dijo el jefe de bomberos del Condado de Ventura, Mark Lorenzen, quien sostuvo en una conferencia de prensa que los incendios en California en 2018 avanzan mucho más rápido que hace 10 años.

El gobernador Jerry Brown pidió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que declare área de desastre para reforzar la respuesta de emergencia y ayudar a los residentes a recuperarse.

“Estamos poniendo todo lo que tenemos en la lucha contra estos incendios y esta solicitud garantiza que las comunidades en las líneas del frente reciban más ayuda federal”, explicó Brown en la carta de solicitud de ayuda enviada al presidente.

Trump dijo en un mensaje de Twitter: “Con el manejo adecuado de los bosques, podemos detener la constante devastación en California. ¡Seamos inteligentes!”.

En tanto, las cuadrillas que combaten el fuego habían contenido un 25% del incendio Camp, en el norte del estado, que ha quemado unas 44 mil hectáreas, según los bomberos de California. El incendio Woolsey, por su parte, ha consumido 33 mil 700 hectáreas, pero sólo estaba contenido en 10%.

Woolsey duplicó su tamaño de viernes a domingo, lo que provocó ordenes de evacuación para un cuarto de millón de personas en el barrio acomodado de Malibú en la costa y otras comunidades en los condados de Los Ángeles y Ventura.

Las autoridades convocaron a un laboratorio ambulante de ADN y antropólogos para identificar los restos.El comisario del condado de Butte (norte), Kory Honea, dijo que se había convocado a más rescatistas y consultado con antropólogos de la Universidad Estatal de California en Chico, porque en algunos casos “los restos que encontramos son huesos o fragmentos de huesos”, por lo que se necesitarán pruebas de ADN.

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