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San José.— Encarcelada y reprimida, obligada a huir al exilio y marginada del cuestionado proceso electoral que remató con las votaciones del domingo anterior en Nicaragua, la oposición nicaragüense recibió un peculiar baño real de multitudes… con el voluminoso abstencionismo que marcó la reelección, sin adversarios políticos, del presidente Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Con dos porcentajes —los oficiales y los independiente o extraoficiales— sobre la abstención, la controversia en Nicaragua continuó signada por la propaganda de Ortega y Murillo de que triunfaron con aproximadamente 75% de los votos y la insistencia opositora de que el abstencionismo fue más numeroso que los votos obtenidos por la pareja.
“La oposición nicaragüense tiene dos opciones a futuro”, afirmó el abogado nicaragüense Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la (no estatal) Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos y asilado en Costa Rica.
“Puede entrar en la manipulación del régimen Ortega-Murillo, participar en un diálogo político con lo que el dictador buscaría una oxigenarse, lo cual le garantizaría su extinción como opositores”, explicó Leiva a EL UNIVERSAL.
“O pueden unirse y responder a los intereses del pueblo nicaragüense, con lo que se convertirían en héroes. Para la unidad es necesario que hagan a un lado los egos, dejen de actuar según sus intereses y agendas mezquinas e individuales y entiendan que divididos solo le hacen el juego al dictador”, subrayó.
En este contexto, el factor abstencionismo versus participación será pieza esencial del futuro opositor.
Urnas Abiertas, observatorio nicaragüense no estatal y multidisciplinario, reportó que, con un padrón de 4 millones 478 mil 334 electores, 81.5%, que equivale a 3 millones 649 mil 842 personas, se negó a sufragar.
El Consejo Supremo Electoral (CNE), controlado por Ortega y Murillo, aseguró que la participación fue de 65.23%, lo que corresponde a 2 millones 921 mil 217 nicaragüenses.
El CNE precisó que el abstencionismo fue del 34.77% o de un millón 557 mil 116 votantes, en una jornada para escoger presidente y vicepresidente y 92 legisladores y sus suplentes y con Ortega y Murillo como candidatos del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) enfrentados a cinco partidos minúsculos.
Los ganadores asumirán el 10 de enero de 2022 y ejercerán por cinco años, por lo que el oficialismo mantendrá control legislativo. La cúpula opositora quedó encarcelada en una redada que el gobierno desató desde junio de este año al acusarla de criminal, blanqueo de dinero y actos contrarios a la soberanía de Nicaragua.
“Este es un buen momento para la oposición. Su reto ahora será reagruparse”, alegó el abogado nicaragüense Eliseo Núñez, exdiputado opositor, profesor universitario de Derecho Constitucional y asilado en Costa Rica.
“La oposición deberá estructurar una opción alternativa de poder a Ortega y migrar de una posición reactiva a una proactiva para tener gran capacidad de cambiar la correlación de fuerzas, reabrir espacios y hacerle suficientes problemas a Ortega para obligarlo a cambiar de rumbo”, dijo Núñez a este diario.
“Solo juntos podemos salir adelante. La comunidad internacional tiene la sensación de que urge hacer algo por Nicaragua. El exilio debe apoyar a los que están adentro. La gente demostró el domingo que sigue siendo opositora al régimen. Esto requiere de una respuesta correcta de la oposición: unirse y trabajar por una estrategia común”, planteó.