Washington.— Los estudiantes que organizaron las marchas del sábado para exigir un mayor control de armas en Estados Unidos expresaron ayer que la convocatoria superó sus expectativas.

“¡Ustedes estuvieron! Más de 850 mil marcharon con nosotros en [Washington] DC. Juntos somos muy poderosos”, publicaron los organizadores de la “Marcha por Nuestras Vidas”, entre ellos supervivientes de la masacre que dejó 17 muertos en Florida.

Aunque no hay cifras oficiales, la Crowd Counting Consortium indicó que la marcha del sábado reunió a más de 1.5 millones de personas en varios cientos de ciudades de EU, por lo que es comparada con las manifestaciones estudiantiles contra la guerra de Vietnam.

Los manifestantes demandaron que se prohíba la venta de armas de asalto como el AR-15 y de accesorios que almacenan gran cantidad de balas, además de la verificación de antecedentes a quienes las compren.

Alumnos de la escuela Marjory Stoneman Douglas, donde ocurrió el último tiroteo masivo, dieron emotivos discursos. “Estamos pidiendo leyes de sentido común para el uso de armas”, dijo Cameron Kasky, quien recordó a sus compañeros y profesores muertos.

Algunos de los oradores arremetieron contra la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), el principal lobby pro armas en Estados Unidos, que suele hacer importantes donaciones a políticos.

La respuesta de la NRA fue una publicidad en Facebook en la que instaba a la gente a “luchar por la seguridad de nuestros niños y unirse a la NRA”. La institución aseguró que las marchas fueron apoyadas por “multimillonarios que odian las armas y las élites de Hollywood” que “explotan” a los jóvenes como parte de su plan para destruir los derechos de los ciudadanos estadounidenses a portar armas.

En tanto, el papa Francisco, en el comienzo de la Semana Santa, instó a los jóvenes a seguir gritando y no permitir que las generaciones mayores los callen.

“Hay muchas maneras de silenciar a los jóvenes y hacerlos invisibles. Muchas maneras de anestesiarlos, hacer que se queden quietos, que no pregunten nada, que no cuestionen nada. Hay muchas maneras de adormecerlos, hacer que no se involucren, que sus sueños sean lúgubres, mezquinos y quejumbrosos”, dijo el Pontífice, quien añadió: “Queridos jóvenes, está en ustedes gritar”.

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