Bruselas.— En 25 años de respuesta coordinada a las drogas, la Unión Europea ha logrado apagar la epidemia del sida entre los usuarios de sustancias ilícitas, así como reducir considerablemente las muertes por sobredosis y aquellas causadas indirectamente por su suministro.

A lo largo de esos años, el bloque también ha ido desarrollando un enfoque común caracterizado en preservar el equilibrio entre el ámbito de la salud y la aplicación de la ley, es decir, en usar los recursos de seguridad para perseguir a criminales y no a los consumidores, quienes son vistos como personas que requieren asistencia, mas no como criminales.

“El balance en su conjunto es positivo”, dice Alexis Goosdeel, director del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT), con motivo de la edición 25 del informe sobre la problemática de las drogas en Europa.

A pesar de los avances, el fenómeno de las drogas sigue evolucionando en el Viejo Continente con la aparición de nuevas amenazas para la salud y la seguridad. Entre los fenómenos de reciente aparición, está el interés de las bandas transnacionales de acercar la última fase de fabricación de drogas a los mercados de consumo. Se han detectado laboratorios clandestinos en suelo europeo dedicados a la transformación de hojas o pasta de coca en cocaína y de morfina en heroína.

En 2018 se confiscaron 243 kilogramos de hoja de coca y se han descubierto laboratorios de producción de heroína en Bulgaria, República Checa, España y Holanda. La pauta había sido hasta ahora el establecimiento de facilidades para la extracción de drogas importadas como plásticos, ropa y botellas de vino. Simultáneamente grupos externos intentan echar raíces en tierra europea, como ocurre con los cárteles mexicanos, quienes están colaborando con bandas locales para la elaboración de metanfetamina de cristal en Bélgica y Holanda.

“Lo que hemos detectado más recientemente es la aparición de laboratorios para la producción de metanfetamina con la participación de grupos organizados mexicanos. Vemos cada vez más que grupos locales no se limitan a actuar en una sola geografía, están cruzando las fronteras”, sostiene Goosdeel.

Otra tendencia que preocupa es el aumento de los índices de violencia entorno al negocio de las drogas, así como el arribo de cargamentos cada vez más grandes a los puertos europeos, lo que se interpreta como la posible infiltración del crimen organizado en las agencias de aduana.

A diferencia de hace dos décadas, Europa dejó de ser punto de consumo y tránsito para convertirse en un productor global de drogas sintéticas.

Existe la tendencia a producir éxtasis de alta potencia. En 2018 se incautaron 4.7 millones de comprimidos de MDMA en 24 mil intervenciones; y 23 laboratorios fueron desmantelados, 20 de ellos en Países Bajos. El mercado está mucho más diseminado que en el pasado y la oferta es mayor que nunca.

De acuerdo con el informe, las incautaciones de cocaína registraron un máximo histórico, 181 toneladas en 110 mil operaciones realizadas en 2018; en 2017 fueron interceptadas 138 toneladas. En tanto que el volumen de la heroína incautada casi se duplicó entre 2017 y 2018, de 5.2 a 9.7 toneladas. Muchas sustancias registran una potencia jamás vista. La pureza media de la cocaína al por menor osciló entre 23% y 87% en toda Europa en 2018, el índice más elevado, mientras que la concentración de THC (tetrahydrocannabinol) en cannabis se ha duplicado en una década.

Igualmente hay nuevos modelos de negocio, distribución y blanqueo de dineros negros, en los que están involucrados unos 5 mil grupos delictivos.

Siguen apareciendo sustancias nuevas, una por semana; 53 se detectaron en 2019. Los servicios sanitarios dan seguimiento de unas 790 nuevas sustancias sicoactivas. La agencia con sede en Lisboa advierte que todas estas amenazas podrían agravarse por las perturbaciones provocadas por la pandemia Covid-19.

Goosdeel afirma que la vulnerabilidad social provocada por las medidas de confinamiento y el aumento de la disponibilidad de drogas crean el contexto idóneo para una tormenta. “Si bien queda por evaluar el impacto a largo plazo de la pandemia, a corto plazo ya estamos percibiendo cambios, como un mayor interés en el uso de las tecnologías digitales en el mercado de las drogas y la innovación en el tratamiento de las drogas a través de soluciones de salud electrónica y móvil”, explica.

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