La emisaria de la ONU para Birmania pidió al Consejo de Seguridad evitar una " guerra civil " con un "baño de sangre" en ese país, y actuar contra los militares que derrocaron a Aung San Suu Kyi, quien según su abogado tiene "buena salud" pese a llevar dos meses detenida.
"La crueldad de los militares es demasiado grave y muchas organizaciones étnicas armadas manifiestan claramente su oposición, aumentando la posibilidad de una guerra civil a un nivel sin precedentes", dijo Christine Schraner Burgener, emisaria de la organización, en una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU, según un discurso obtenido por la AFP.
"Un baño de sangre es inminente", alertó.
"Insto a este Consejo a considerar todos los medios a su disposición para tomar medidas colectivas y hacer lo que sea necesario, lo que merece el pueblo birmano, para evitar una catástrofe multidimensional en el corazón de Asia", añadió.
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Pero los miembros del Consejo de Seguridad están divididos. Mientras que Estados Unidos y Reino Unido anunciaron nuevas sanciones contra los golpistas, China y Rusia se negaron a condenar oficialmente el golpe de Estado del 1 de febrero.
Este miércoles, Japón anunció que suspendía cualquier nueva ayuda a Birmania.
Aprovechando esas divisiones, la junta militar golpista continúa con la sangrienta represión de manifestaciones. El martes, las fuerzas de seguridad mataron a ocho manifestantes, según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).
Desde el 1 de febrero, han matado a 520 civiles y detuvieron a centenares de manifestantes y opositores, y hay desaparecidos, afirmó la AAPP.
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Mientras tanto, Aung San Suu Kyi lleva detenida desde que se perpetró el golpe de Estado.
La premio Nobel de la Paz "parece encontrarse en buen estado de salud", dijo este miércoles uno de sus abogados, Min Min Soe, que habló con ella por videoconferencia, en una comisaría. El jueves está prevista una audiencia judicial.
Por su parte, decenas de miles de funcionarios y trabajadores del sector privado siguen en huelga contra el régimen militar.
El miércoles, hubo una caravana de motos en Mandalay (centro), bajo las consignas de "Salven a Birmania" y "Alto a los crímenes de lesa humanidad". Se organizaron vigilias con velas y marchas al amanecer.
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Sin embargo, el número de manifestantes tiende a disminuir respecto a los centenares de miles de las primera semanas de protesta, por temor a las represalias.
Un grupo de diputados de la Liga Nacional para la Democracia (LND), partido de Suu Kyi, expulsados del Parlamento por los golpistas, también anunciaron este miércoles que a comienzos de abril formarían "un nuevo gobierno civil", sin brindar detalles.
jabf