El gobierno mexicano esperará a que termine la cuarentena en la que se encuentran seis mexicanos varados en aguas niponas en el crucero Diamond Princess, en el que hay la mayor cantidad de contagios del nuevo coronavirus Covid-19, después de China.

Posteriormente saldrán del barco ya sea que éste atraque en tierra firme o que los envíen en embarcaciones menores a la costa nipona.

Fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dieron a conocer, a petición expresa de EL UNIVERSAL y de manera extraoficial, que los mexicanos están próximos a bajar del barco puesto que en unos días más terminará su cuarentena. La fecha oficial es el 19 de febrero.

A diferencia de lo ocurrido con los connacionales que han sido extraídos de China por el gobierno mexicano, esta medida no aplica para quienes se encuentran en el crucero puesto que no es necesario que se les retire dado que no es Wuhan, señalaron las fuentes consultadas.

“Ellos no necesitan que nadie los saque, no es Wuhan. Al término de la cuarentena, o toca tierra o los van sacando en barco. Y ya están por acabar la cuarentena, llevan ya varios días, es cuestión de algo de tiempo”, informaron.

Desde el pasado día 3 de febrero, el crucero Diamond Princess se encuentra en cuarentena frente a las costas de Japón, en Yokohama, derivado de la gran cantidad de contagios reportados a bordo —454 al día de ayer—. En la nave viajaban alrededor de 3 mil 700 personas de diferentes nacionalidades.

Estados Unidos se llevó a sus ciudadanos y Canadá, Hong Kong, Australia e Italia dijeron que harían lo propio. En el caso de México, las autoridades de la Cancillería dijeron estar en “permanente contacto” con los mexicanos “y sus familiares. Todos gozan de buena salud y el término de su cuarentena es cuestión de pocos días”.

El pasado día 11 de febrero, EL UNIVERSAL dio a conocer el caso de José Antonio Alatorre y Lissa, su esposa, dos de los seis mexicanos que se encuentran en el crucero. Alatorre, controlador de tránsito aéreo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, contó que él y su esposa partieron en el barco crucero el 20 de enero y que dado que su camarote no tiene balcón ni ventana, “nuestra única ventana es una televisión conectada a la cámara del barco”.

Las únicas veces que se les ha permitido salir de sus camarotes para tomar el aire, lo han hecho con mascarilla puesta para evitar la posibilidad de un contagio.

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