Berlín.— El polémico plan migratorio acordado por la canciller Angela Merkel con su socio en la coalición de gobierno, la Unión Socialcristiana (CSU) del ministro de Interior, Horst Seehofer, ha caldeado los ánimos políticos en Alemania

Merkel logró el lunes un acuerdo sobre migración con la CSU como una solución de emergencia para salvar la coalición de su gobierno.

En el convenio se comprometió a crear centros de tránsito cerrados en la frontera con Austria, en los que permanecerían los migrantes peticionarios de asilo hasta que se resuelvan sus expedientes o se tramita su expulsión al país europeo en el que se registraron al pisar territorio comunitario. Ahora, esta iniciativa amenaza con convertirse en una gran pesadilla para el gobierno alemán.

A los reparos expresados por el Ejecutivo de Austria, que se vería directamente afectado por la medida, se suman los del Partido Socialdemócrata (SPD), socio menor en el gobierno que rechaza dar su apoyo a un proyecto migratorio que no está recogido en el acuerdo de coalición.

“Este plan supondría la instauración de controles permanentes y nacionales en la frontera alemana. Estos no son compatibles con el derecho europeo y no lo desea nadie, ni las empresas de Baviera ni quienes atraviesan la frontera todos los días”, criticó la ministra de Justicia alemana, la socialdemócrata Katarina Barley. En aras de acercar posturas y conocer más detalles sobre el nuevo plan migratorio, el SPD se reunirá la tarde de hoy con el bloque conservador que comanda Merkel.

Por el momento, desde la formación de la canciller intentan enfrentar los reparos insistiendo en que los edificios donde se albergaría a los migrantes no estarán clausurados, sino que tendrán siempre las puertas abiertas en dirección a Austria para que ellos puedan emprender su regreso siempre que lo deseen.

Además, según explicó la dirigente germana, los peticionarios de asilo pasarían en su interior un máximo de dos días para ser posteriormente derivados a albergues comunes.

Antes de sentarse a la mesa con sus socios de gobierno, Merkel recibirá en la cancillería de Berlín a una de las voces más críticas con su política migratoria, el primer ministro de Hungría, Víktor Orban.

En declaraciones publicadas ayer por el diario Bild, Orban dejó entrever que está dispuesto a cerrar un acuerdo con Berlín de devolución de migrantes, siempre que antes se suscribiese otro similar entre Alemania y Austria. El tercer encuentro clave del día podría abrir precisamente una puerta en este sentido. En Viena, el ministro del Interior de Alemania, Horst Seehofer, intentará convencer al canciller austríaco Sebastian Kurz para que respalde su proyecto de crear centros migratorios en zonas limítrofes de ambos países.

Así, cuatro meses después de asumir su cuarto mandato, Merkel atraviesa por momentos bajos.

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