Locura de decenas de miles de colombianos ayer en la calle 26 de Bogotá en el primer paso del papamóvil. El papa Francisco dio su recorrido inicial en su visita apostólica a Colombia, signada por un lema —“Demos el primer paso”— profundamente atado al clamor papal sobre la urgencia de que los colombianos avancen a la reconciliación y la paz para despojarse de la violencia y del odio entre unos y otros.

Y el Santo Padre lo dio.

“Aquí se vive violencia”, lamentó el colombiano César Romero Millana, de 56 años, bogotano, semijubilado, separado de su esposa y con dos hijos. Sentado a una acera en un cruce vial con la 26, esperó varias horas para ver ese… el primer paso del Papa. “Aprendamos de esa experiencia”, pidió.

A bordo del papamóvil, el Sumo Pontífice viajó los 15 kilómetros de su primer paso en Colombia. Una multitud a ambos lados de la 26 le aclamó y vitoreó. No se sabe si fueron más de 400 mil o de medio millón de personas. Todo en la 26 fue locura, emoción, llanto, grito, alabanza y tumulto.

“Esto es un aliciente para nosotros los colombianos que estamos en un proceso de paz”, admitió Estela Galvis Ferreira, de 46, bogotana, separada, con un hijo, enfermera retirada y dedicada ahora al turismo. “Es darnos un aliento después de todo lo que hemos pasado”, subrayó, en referencia a más de 52 años de guerra con las guerrillas y otros muchos más de violencia por la delincuencia y otros males que atrapan a esta nación.

“Viene a llenarnos espiritualmente”, aseguró Iván Serrano Rodríguez, de 23, oriundo de Girardot, municipio del central departamento de Cundinamarca (que contempla a Bogotá).

Serrano es un caso distinto: está estudiando en segundo año para aspirar a sacerdote católico y viajó unas dos horas desde su tierra natal para poder ver, aunque sea por unos pocos segundos, al Santo Padre. “El Papa es el Vicario de Cristo y su visita a Colombia es una bendición, una oportunidad para entendernos y reconciliarnos”, dijo.

Para la colombiana Daniela Gamboa Galvis, de 24, abogada y oriunda del oriental departamento de Cúcuta, haber podido mirar al Papa por sólo unos segundos por la 26 y “algo momentáneo” en su… primer paso “fue una motivación”.

“Verlo da esperanza. El Papa une a Colombia. Sólo hay otra cosa que nos une a los colombianos: la selección nacional de futbol. Y él”, explicó. “Nuestra idiosincrasia está fundamentada en el catolicismo”, recalcó.

Al lado de Gamboa opinó su amiga Katerin Vergara Tovar, de 24, quien también es abogada, pero del norteño departamento de Sucre. “Tenemos un país polarizado por el tema de si se apoya o rechaza la paz [con las guerrillas], pero también por regionalismos o por ideologías políticas y esto es complejo. Como figura, el Papa nos une”, observó. Todo fue la locura... del primer paso.

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