El papa Francisco inicia su primer día completo en Colombia el jueves con mensajes a líderes políticos y ciudadanos, animando a todos ellos a respaldar un proceso de paz que busca terminar con el conflicto más largo de Latinoamérica y a abordar las desigualdades que lo alimentaron.

El pontífice iniciará la jornada con una reunión con el presidente Juan Manuel Santos en el palacio presidencial, donde es probable que pida la construcción de puentes entre unas élites amargamente divididas por el acuerdo de paz firmado el año pasado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Por la tarde oficiará una misa al aire libre en el parque Simón Bolívar, en el centro de la capital, Bogotá, a la que se espera asistan cientos de miles de fieles en una de las naciones con más fervor católico de toda Sudamérica.

Entre medias, se reunirá con obispos de toda la región, incluyendo su primer encuentro con sacerdotes de la vecina Venezuela, que buscan que el pontífice exija responsabilidades al gobierno socialista del país y ofrezca un mensaje de esperanza a una nación sacudida por el caos político y económico.

En su 20mo viaje al extranjero como papa, la visita de cinco días a Colombia tiene un alto contenido emocional y cumple una promesa que hizo a negociadores del gobierno y las FARC cuando visitó Cuba en 2015, coincidiendo el prolongado diálogo en la isla caribeña.

Entonces, pidió a las dos partes que no dejaran pasar una oportunidad histórica para la paz. Pero ahora que el acuerdo está firmado, las armas silenciadas y 7 mil rebeldes están regresando a la vida civil, los colombianos enfrentan un reto más complicado: unirse y erradicar las disparidades sociales en el centro del conflicto que duró medio siglo.

Santos, ganador del Premio Nobel de la Paz el año pasado, dio las gracias el miércoles al pontífice argentino por presionar a los negociadores durante un momento complicado en el proceso de cuatro años. Se mostró esperanzado porque la visita papal inspire a los colombianos a dar el siguiente paso y dejar atrás definitivamente las largas décadas de violencia por motivos políticos que causaron 220 mil muertos y siete millones de desplazados internos.

La paz necesita pilares sólidos y la reconciliación es uno de ellos, dijo el dirigente a periodistas añadiendo que espera no solo “plantarlo sino fortalecerlo”.

Francisco tuvo presente el tema de la reconciliación desde su llegada a Bogotá a última hora del miércoles con gran fanfarria.

En un gesto que marcará el profundo simbolismo de su estancia, el papa recibió la escultura de una pequeña paloma como gesto de paz de manos de Emmanuel, hijo de Clara Rojas que nació en cautiverio luego de que la política fuese secuestrada por las FARC cuando acompañaba a la entonces candidata presidencial Ingrid Batancourt en 2002. El chico, que nació dos años después del secuestro de su madre en la selva, recibió unas palmaditas de Francisco tras entregar el objeto.

El pontífice abordó entonces su papamóvil y pasó junto a miles de personas que esperaron durante horas a lo largo de la ruta de 15 kilómetros (nueve millas) entre el aeropuerto y la Nunciatura para ver al popular papa.

El líder de la iglesia católica se encontró, como es usual cada vez que visita a un país, con la alegría y la emoción desbordada de las multitudes en las calles, que lo recibieron ondeando banderas colombianas, lanzándole flores y vitoreando “Viva Francisco”. Incluso chocó su mano con algunos jóvenes que se acercaron demasiado a su auto.

Una vez en la Nunciatura en Bogotá, donde Francisco pasará las noches durante su estancia en el país, ofreció su primer discurso ante un grupo de jóvenes de barrios marginales y rescatados de problemas de violencia y drogas, a quienes pidió que no se dejen robar la “alegría y la esperanza”.

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