Colombia entró ayer en un estado de máxima expectación política, social, religiosa, policial y militar para recibir hoy en la tarde al papa Francisco, en el inicio de una visita a cuatro ciudades colombianas que concluirá el próximo domingo con el proceso interno de paz y de reconciliación como pieza central, pero con una agenda que tampoco marginará asuntos controversiales, desde la defensa del medio ambiente y la protección de los desamparados hasta el matrimonio tradicional y la explotación sexual.

El programa del viaje apostólico de Francisco establece que llegará a suelo colombiano a las 16:30 horas locales (15:30 en el centro de México), para lo cual está dispuesto un operativo policial y militar con 33 mil 942 uniformados en férreos dispositivos de control con cierre de vías y otras rigurosas medidas en el itinerario del Pontífice en Bogotá (hoy y mañana), Villavicencio (viernes), Medellín (sábado) y Cartagena de Indias (domingo).

En una aeronave de Alitalia en la que cruzará el océano Atlántico en un vuelo que debió emprender en la madrugada de hoy en América (tarde en Europa), el Papa ingresará al área militar del aeropuerto internacional El Dorado, de esta ciudad, y será recibido por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su esposa, María Clemencia Rodríguez, según el programa.

En una intensa labor en su primera visita a este país, en la que siempre dormirá en Bogotá, el argentino Jorge Bergoglio entrará en contacto con numerosos protagonistas de múltiples escenarios de la vida nacional, como víctimas de la violencia —ex guerrilleros, militares, policías y civiles— y discapacitados, ancianos, niños, indígenas, afrocolombianos y empresarios o jóvenes expuestas a la prostitución y rememorará épocas de la esclavitud en este país.

También participará en jornadas sobre dignidad y derechos humanos, reconciliación con los colombianos y con la naturaleza y promoción de la vida, y se encontrará con infantes abandonados y en situación desfavorable y con parejas de recién casados y matrimonios que celebran bodas de oro y de plata.

Un elemento crucial será la paz en un país polarizado sobre aceptar o rechazar el acuerdo que el gobierno colombiano y las ahora ex insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron en noviembre de 2016 tras cuatro años de negociaciones en Cuba y que acabó con más de 52 años de guerra.

En ejecución en 2017, el pacto permitió desmovilizar y desarmar a la guerrilla, convertirla en partido político legal y reinsertar progresivamente a sus más de 7 mil combatientes, con otros conflictivos procesos paralelos judiciales y socioeconómicos en desarrollo.

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