Washington.— El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, aseguró que la mayor parte de la desnuclearización de Corea del Norte se realizará antes de que termine el primer mandato del presidente Donald Trump, es decir, antes de que concluya el año 2020.

A pesar de que la declaración firmada por el estadounidense Donald Trump y el norcoreano Kim Jong-un carecía de detalles o un marco de los pasos a seguir, el jefe de la diplomacia estadounidense —de gira por Corea del Sur y Japón para informar a esos países sobre las negociaciones— aseguró que la administración espera que las pláticas vayan “rápido” y se tengan resultados en breve.

No hay todavía datos específicos de cuáles son los siguientes pasos tras la histórica cumbre, que dejó más anécdotas que resultados tangibles. En el documento que salió de la reunión no se detallaba, por ejemplo, cómo se iba a verificar el desarme nuclear irreversible. “Las modalidades se están empezando a desarrollar”, explicó Pompeo. “Sobre los importantes pasos en la desnuclearización, esperamos que podamos alcanzarlos en los próximos dos años y medio”, sentenció.

En conferencia de prensa en Seúl, ya siendo jueves, Pompeo dijo que Kim “entiende” que la desnuclearización debe ser “rápida”.

Si algo ha perseguido a la delegación estadounidense en las últimas horas son la críticas por la falta de concreción y detalles en los resultados de la cumbre. El texto de la declaración ha sido calificado de “vago” e “insustancial”, algo que Pompeo definió de “insultante, ridículo y francamente absurdo”. “No todo el trabajo apareció en el documento final. Muchos otros puntos en los que hubo entendimientos no los pudimos reducir al texto... hubo una gran cantidad de trabajo hecho que está más allá de lo visto en el documento final, que será el punto de partida donde retomaremos las conversaciones”, explicó.

El hermetismo de los estadounidenses contrastó con los medios estatales norcoreanos, que aseguraron que su líder salió más que victorioso de la cumbre al conseguir el freno de los ejercicios militares y la promesa de levantamiento de sanciones gradual, a cambio de un compromiso por una desnuclearización “paso a paso” y no de forma inmediata como exigían los estadounidenses meses atrás.

La certeza de las declaraciones de los órganos norcoreanos no se puede comprobar, aunque de las palabras de Pompeo y las informaciones se resuelve que hubo acuerdos verbales que no se plasmaron con tinta y papel.

La falta de concreción no sólo ha preocupado a EU por las posibles concesiones otorgadas gratuitamente a Kim; también ha incomodado a Corea del Sur. La visita de Pompeo debería calmar las incertidumbres.

Mientras tanto, Trump regresó a Washington, donde hoy celebrará su 72 cumpleaños. Justo al aterrizar, a primera hora del miércoles, tuiteó sobre los presuntos grandes resultados que traía de sus pláticas en Singapur.

El éxito es tan grande para el presidente que, incluso, sentenció que Corea del Norte “ya no es una amenaza nuclear”, a pesar de que todavía no dado ningún paso, ni siquiera se ha llegado a un compromiso para el desarme. “Ya pueden dormir tranquilos!”, exclamó, y aprovechó para decir que el mayor enemigo de los estadounidenses no es el régimen de Pyongyang, sino los medios de comunicación que criticaron los resultados de la cumbre.

Cuando en la región ya era jueves, las dos Coreas iniciaron conversaciones militares de alto nivel para reducir las tensiones bilaterales.

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