Washington.— Donald Trump se apuntó ayer una victoria con la decisión de la FIFA de elegir a Norteamérica como sede del Mundial de Futbol 2026, pese a que él fue el principal factor disruptor de la candidatura integrada en conjunto por Estados Unidos, México y Canadá.

Entre las cuestiones que generaban rechazo a la candidatura norteamericana estaban la política migratoria del mandatario republicano y la ruptura en el mundo real de la armonía entre su país y los dos socios con los que organizará el Mundial.

De México, a cuyos inmigrantes criminaliza, quiere separarse con un muro y a este país y a Canadá los ha amenazado constantemente en el marco de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su guerra comercial. Pero el Mundial de Futbol, que EU albergó ya en 1994, es la competición deportiva más lucrativa del mundo.

“Estados Unidos, junto con México y Canadá, acaba de llevarse la Copa del Mundo. ¡Felicitaciones —una gran labor de duro trabajo!—”, tuiteó Trump, quien había amenazado con retirar el apoyo a los países que votaran contra la candidatura —la votación fue pública—.

“Sería una vergüenza que países a los que siempre apoyamos fueran a hacer lobby contra la candidatura de EU”, tuiteó el 27 de abril. “¿Por qué deberíamos apoyar a esos países si no nos apoyan a nosotros?”, añadió. Nunca un mandatario había ejercido públicamente semejante presión sobre una votación de la FIFA y ésta le recordó entonces en un comunicado que las injerencias políticas están prohibidas.

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