Washington.— Los demócratas de la Cámara de Representantes iniciaron ayer con sus maratónicos argumentos de apertura en el juicio político contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en los que hicieron un llamado a los republicanos “escépticos” a unírseles para destituir al mandatario y “proteger nuestra democracia”.

Los abogados de Trump se sentaron a la espera de su turno, mientras el presidente criticaba el procedimiento a la distancia, diciendo que le habría gustado enfrentar a los demócratas, “sentarse en la primera fila y ver fijamente sus rostros corruptos”.

El reto que enfrentan los fiscales de la Cámara Baja está claro. Los demócratas cuentan con 24 horas durante los próximos tres días para presentar los cargos en contra del gobernante, intentando persuadir no sólo a los inquietos senadores que permanecen sentados en silencio dentro del recinto, sino también al público estadounidense que se encuentra dividido en torno al presidente y el proceso que enfrenta.

Según la acusación, Trump intentó presionar a Kiev para que interfiriera en las elecciones de 2020 en su favor, sugiriendo a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.

El demócrata Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, delineó lo que los demócratas describieron como el “corrupto plan” del presidente para abusar de su autoridad presidencial y posteriormente obstruir la investigación del Congreso.

Llamó a los senadores a no ver la política del procedimiento desde una postura “cínica”, pidiéndoles enfocarse en la intención de los fundadores del país que presentaron el recurso del juicio político.

“En los próximos días, les presentaremos a ustedes, y al pueblo estadounidense, la extensa evidencia que se recabó durante la investigación en la Cámara de Representantes sobre el abuso de autoridad del presidente”, dijo Schiff, de pie ante el Senado.

“Escucharán testimonios al mismo tiempo que el pueblo estadounidense. Eso, si ustedes lo permiten”, agregó.

La mayoría de los senadores permanecieron en sus escritorios durante toda la sesión, como lo estipulan las reglas, aunque algunos se levantaron para estirar las piernas o apoyarse contra la pared.

“El presidente Trump solicitó interferencia extranjera en nuestras elecciones, abusando del poder de su mandato para buscar ayuda en el extranjero para mejorar su posibilidad de reelección”, dijo el congresista Schiff y remató afirmando que cuando el mandatario fue descubierto, “utilizó los poderes a su cargo para obstruir la investigación”.

También rebatió los argumentos de los republicanos de que deben ser los electores estadounidenses quienes decidan en los comicios de noviembre si Trump permanece en la Casa Blanca y que este no es el rol del Senado. “La mala conducta del presidente no puede decidirse en las urnas porque no podemos estar seguros de que la votación se gane de una forma justa”, dijo Schiff.

Según los demócratas, Trump presionó a Ucrania al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar para un país que tiene un conflicto con rebeldes prorusos en el este de su territorio.

Los procedimientos se llevan a cabo al inicio de un año electoral y hay pocos indicios de que los republicanos estén interesados en citar a más testigos, o de querer llegar más allá de una evaluación acelerada antes de votar los cargos relacionados con las interacciones de Trump con el gobierno de Ucrania, encabezado por Volodimir Zelenski.

El juicio representa apenas la tercera ocasión en que el Senado debate la posible destitución de un presidente. Los demócratas acusan que el mandatario obstruyó al Congreso al rehusarse a entregar documentos o permitir el testimonio de funcionarios durante la indagatoria de la Cámara de Representantes.

Los republicanos defienden las acciones de Trump y se refieren al proceso como un “intento politizado de debilitar” al presidente en medio de su campaña de reelección.

Un nuevo sondeo de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el público está ligeramente más inclinado a que el Senado condene y destituya a Trump: 45%, por 40% que dice que debería ser absuelto, pero 14% señala que no sabe lo suficiente para formarse una opinión.

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