Hay una sencilla regla simple para dimensionar las noticias que hablan de una "nueva variante" o una "nueva cepa" de coronavirus.
Hay que preguntarse: "¿Ha cambiado el comportamiento del virus?"
Un virus mutante suena instintivamente aterrador, pero mutar y cambiar es lo que hacen los virus.
La mayoría de las veces es un ajuste sin consecuencias o el virus se altera a sí mismo de tal manera que se debilita al infectarnos y la nueva variante simplemente desaparece.
De vez en cuando, sin embargo, da con una nueva fórmula ganadora.
Por el momento no hay nada que sugiera que la nueva variante del coronavirus detectada en el sureste de Inglaterra -que llevó a la imposición de una dura cuarentena en Londres, amplios sectores del este y sureste de Inglaterra y Gales- cause síntomas más graves o que afecte la capacidad de las vacunas.
Pero, según anunciaron autoridades británicas este sábado, las investigaciones preliminares sugieren que puede transmitirse más fácilmente.
Hay dos razones por las que los científicos la vigilan de cerca.
La primera es que los niveles de la variante son más altos en lugares donde se han registrado más casos.
Este sábado, al anunciar nuevas restricciones para ciertas zonas del país -similares a las del pasado mes de marzo-, el primer ministro británico, Boris Johnson, explicó que la propagación del virus en muchas partes de esta región está "impulsada por la nueva variante del virus".
Johnson -quien según los analistas reaccionó tarde a la hora de adoptar medidas de contención del coronavirus- reiteró que no hay evidencia de que la nueva cepa cause síntomas más graves o una mayor mortalidad.
"Puede ser hasta un 70% más transmisible que la variante anterior", agregó, puntualizando que son datos iniciales y están sujetos a revisión.
Al parecer, el 60% de los nuevos contagios en Londres corresponden a la nueva variante del coronavirus.
El plan para relajar las restricciones contra el covid-19 durante Navidad quedó descartado en gran parte del sureste de Inglaterra.
A partir de la medianoche de este domingo y durante dos semanas, los residentes de áreas como Londres, Kent, Essex y Bedfordshire, en Inglaterra, no podrán reunirse con nadie que no sea de su mismo hogar.
Las tiendas de servicios y productos no esenciales también deberán permanecer cerradas.
Otras partes de Inglaterra, Escocia y Gales, planeaban relajar sus restricciones durante cinco días, pero ahora solo lo harán el día de Navidad.
Los habitantes de Gales recibieron además una orden de quedarse en casa desde esta media noche y en Escocia se cerraron las fronteras a visitantes de otros territorios.
Las tasas de contagio son una señal de alerta, aunque se pueden interpretar de dos formas.
Una, que el virus podría haber mutado para propagarse más fácilmente y está causando más infecciones.
Pero otra es que las variantes también pueden tener suerte e infectar a las personas adecuadas en el momento adecuado.
Una explicación para la propagación de la "cepa española" durante el verano, por ejemplo, fue simplemente que la gente se contagió durante las vacaciones y luego la llevó a casa.
Se necesitarán experimentos en el laboratorio para descubrir si esta variante realmente es más contagiosa que todas las demás.
El otro tema que interesa a los científicos es cómo ha mutado el virus.
"Tiene un número sorprendentemente grande de mutaciones, más de lo que cabría esperar, y algunas parecen interesantes", dijo el profesor Nick Loman del Consorcio COVID-19 Genomics UK (COG-UK).
Hay dos conjuntos notables de mutaciones.
Ambos se encuentran en la proteína de pico, que es la llave que usa el virus para abrir la puerta a las células de nuestro cuerpo y apoderarse de ellas.
La mutación N501 altera la parte más importante del pico, conocida como "dominio de unión al receptor".
Aquí es donde el pico hace contacto por primera vez con la superficie de las células de nuestro cuerpo. Cualquier cambio que facilite la entrada del virus probablemente le dará una ventaja.
"Se ve y huele como una adaptación importante", dijo el profesor Loman.
La otra mutación -una supresión H69 / V70- ha surgido varias veces antes, por ejemplo en los visones infectados en Dinamarca.
La preocupación ha sido que los anticuerpos en la sangre de los supervivientes parecen menos eficaces contra esa variante del virus.
Pero, una vez más, se necesitarán más estudios de laboratorio para comprender realmente lo que está sucediendo.
"Sabemos que hay una variante, no sabemos nada sobre lo que eso significa biológicamente", dijo el profesor Alan McNally, de la Universidad de Birmingham.
"Es demasiado pronto para hacer alguna inferencia sobre cuán importante puede ser o no", agregó.
Las mutaciones en la proteína de pico conducen a preguntas sobre la vacuna porque las tres candidatas principales -las desarrolladas por Pfizer/BioNTech, Moderna y Oxford/Astra Zeneca- entrenan al sistema inmunológico para que ataque el pico.
Sin embargo, el cuerpo aprende a atacar múltiples partes del pico. Es por eso que los funcionarios de salud siguen convencidos de que las vacunas funcionarán contra esta variante.
Este es un virus que evolucionó en animales y dio el salto a infectar a las personas hace aproximadamente un año.
Desde entonces, se han estado detectado unas dos mutaciones al mes: toma una muestra hoy y compárala con las primeras de Wuhan en China y habría alrededor de 25 mutaciones de diferencia.
El coronavirus todavía está probando diferentes combinaciones de mutaciones para infectar adecuadamente a los humanos.
Ya hemos visto que esto sucedió antes: muchos consideran que el surgimiento y el dominio global de otra variante (G614) es un ejemplo de la mejor propagación del virus.
Pero pronto la vacunación masiva ejercerá un tipo diferente de presión sobre el virus, que tendrá que cambiar para infectar a las personas que han sido inmunizadas.
Y si esto impulsa la evolución del virus, es posible que tengamos que actualizar periódicamente las vacunas, como hacemos con las de la gripe.
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