San José.— Más de 52 años después de que Estados Unidos lanzó la guerra mundial contra las drogas, Colombia —mayor productor de cocaína— y México —base de los más poderosos cárteles del narcotráfico internacional— proclamarán mañana “propuestas innovadoras” para combatir el contrabando de estupefacientes, en un negocio de ganancias multimillonarias en el que las mafias mostraron que operan con más rapidez que los gobiernos.

Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Colombia, Gustavo Petro, se reunirán hoy y mañana en Cali, capital del suroccidental departamento (estado) colombiano de Valle del Cauca, en una cita de América Latina y el Caribe sobre drogas convocada por sus gobiernos.

La cancillería colombiana informó esta semana que el encuentro será “punto de partida” para plantear una “hoja de ruta” sobre un “nuevo análisis de la política mundial de drogas” y crear un grupo de trabajo para avanzar hacia una “gran cumbre mundial” de jefes de Estado y de Gobierno sobre narcóticos en fecha, sede y agenda por definir para evaluar un desafío “que ha dejado millones de víctimas” en todo el planeta.

López Obrador llega hoy a Colombia, donde se procesa un producto que desde inicios de la década de 1980, alteró la situación política, socioeconómica, militar, policial, judicial y diplomática de México y generó corrupción incontrolable, criminalidad implacable, inseguridad desbordada, violencia indiscriminada y miedo incesante: la cocaína.

Los primeros nexos de los cárteles de México y Colombia surgieron a inicios del decenio de 1980, y en particular entre los de Guadalajara, dirigido por el ya encarcelado narco mexicano Miguel Ángel Félix Gallardo, y de Medellín, comandado por el fallecido narco colombiano Pablo Escobar Gaviria (1949-1993), para enviar cocaína a Estados Unidos, que es el principal consumidor mundial.

Ambos cárteles desaparecieron entre 1989 (Guadalajara) y 1993 (Medellín), pero sus sucesores, como de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), o los colombianos del Clan del Golfo y de las guerrillas comunistas en armas, disueltas y disidentes, multiplicaron sus operaciones y las expandieron al diversificarlas de la marihuana, la cocaína y la heroína a las drogas de diseño, como el opiode sintético fentanilo.

Al asumir su cuatrienio en agosto de 2022, Petro denunció el fracaso de la guerra mundial contra las drogas que Estados Unidos proclamó en junio de 1971. La vicecanciller colombiana de Asuntos Multilaterales, Elizabeth Taylor, explicó ayer en la apertura del cónclave que fue convocado por México y Colombia “desde una premisa fundamental: reconocer que la actual guerra contra las drogas ha generado resultados insatisfactorios, profundas vulnerabilidades y desigualdades en nuestras sociedades”.

Las “propuestas innovadoras” que recibirán López Obrador y Petro incluirían cuestiones culturales, socioeconómicas, ambientalistas, derechos humanos, penales, penitenciarias, comerciales, agropecuarias o políticas, entre otros factores, según fuentes del gobierno colombiano. El trasfondo de la conferencia, que empezó ayer y concluirá mañana, evidenció un conflictivo y mortal escenario en una realidad económica en la que, entre otros, destacaron:

—Los flujos financieros anuales de la narcoactividad que en América oscilan entre dos cifras de mínimo y máximo —42 mil millones de dólares de piso y 121 mil millones de dólares de techo— y un cálculo de que fluctúen de 80 mil millones de dólares a 90 mil millones de dólares. Los datos fueron revelados por un informe que Global Financial Integrity (GFI), organización de Washington especializada en flujos financieros y comerciales ilícitos, corrupción y lavado de dinero, emitió en 2020 a pedido del Congreso de Estados Unidos.

—La Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD) precisó en enero de 2023 que, a octubre de 2022, Colombia registró unas 204 mil hectáreas de hoja de coca, materia prima de la cocaína.

*En su informe mundial sobre drogas de junio de 2023, ONUDD alertó que el número mundial de consumidores de estupefacientes aumentó de 240 millones en 2011 a 296 millones en 2021 o 5.8% de la población global de 15 a 64 años y 23% más que hace una década.

—El reporte precisó que la producción de cocaína llegó a un máximo histórico en 2021 de más de 2 mil 300 toneladas de máxima pureza y con la demanda en su punto más alto y con expectativa de forjar nuevos y florecientes mercados en Asia y África. La producción mundial de cocaína fue de mil 982 toneladas en 2020 y mil 723 toneladas en 2019, según ONUDD. Colombia aporta 80% de la cocaína.

—El informe detectó un auge sin precedentes en drogas sintéticas, favorecidas porque “no requieren” de materias primas de plantas que necesitan grandes extensiones de tierra y sólo dependen de productos químicos baratos y fáciles de hallar.

—ONUDD destacó que las drogas sintéticas ofrecen a los criminales un menú de ventajas.

—Estados Uniodos sufre una epidemia irrefrenable de sobredosis y, de acuerdo con la oficina, 80 mil personas murieron por abusos de opioides en ese país en 2021, 60% más que en 2019. Del total, 70 mil perecieron en especial por fentanilo, 100 veces más potente que la morfina.

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