Washington.— La Casa Blanca del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, colocó ayer en el Pentágono a tres de sus aliados, desmembrando así la cúpula civil del Departamento de Defensa después del despido ayer de su titular, Mark Esper, en un momento en el que el mandatario se niega a reconocer su derrota en las elecciones frente a su rival demócrata, Joe Biden.

Las tres nuevas designaciones se hicieron aprovechando la marcha de tres altos cargos del Pentágono. El Departamento de Defensa informó en un comunicado de la renuncia del subsecretario en funciones de Defensa para Política, James Anderson; del subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad, el vicealmirante retirado Joseph Kernan; y de la jefa de Gabinete de la Secretaría de Defensa, Jen Stewart.

El puesto de jefe de Gabinete de la Secretaría de Defensa es el cargo más importante reservado para los civiles en el Pentágono, porque es quien marca la agenda del secretario de Defensa.

Aparte de informar de los cambios en la cúpula civil, el Departamento de Defensa anunció los nuevos nombramientos.

El nuevo subsecretario de Defensa para Política será el general de brigada retirado Anthony Tata, quien ha trabajado en esta sección del Pentágono como funcionario de alto rango.

Se trata de una figura leal a Trump, excolaborador de Fox News y en el pasado ha apoyado teorías conspiratorias. Ha sido designado de nuevo después de que el verano pasado fuera rechazado para el puesto en el Senado por sus comentarios islamófobos y conspiratorios.

De acuerdo con Foreign Policy, Anderson, quien trabajó para la administración de George W. Bush (2001-2009), fue despedido tras una relación “tumultuosa” con la Casa Blanca. “Nuestro éxito a largo plazo depende de la adhesión a la Constitución de Estados Unidos”, señaló en su carta de dimisión el funcionario.

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