Más Información

Tráiler impacta al Tren Interoceánico en Chiapas al intentar ganarle el paso; un chofer resulta lesionado

Guardia Costera de EU incauta otro buque frente a costa de Venezuela; ejército apoya con helicópteros

Clara Brugada inaugura el Festival Luces de Invierno en el Zócalo; "La mejor fiesta decembrina está en nosotros mismos", dice

Condenan violencia digital contra artista tras ganar concurso del INE; llaman a visibilizar a personas NB y trans

Sheinbaum entrega becas Benito Juárez en Querétaro; pide que estudiantes se comprometan con la patria

FOTOS: Ellos son "Killer" y "Zory", dos de los perros policías que cuidan los conciertos de Bad Bunny en CDMX
En el sur del continente, en Chile lo que hace falta son reforzar las leyes para que las minorías de origen africano y los indígenas no sean discriminados. Eso afirma a El Mercurio el sociólogo Mauricio Salgado, profesor de la Universidad Andrés Bello y doctor en el Centro de Investigación en Simulación Social (CRESS) de la Universidad de Surrey (Inglaterra): “Lo primero es el cambio institucional de nuestras leyes. Reforzar las sanciones que existen ante actos discriminatorios. La discriminación florece cuando hay segregación. Al tener grupos separados, el que es distinto pasa a ser una incógnita, lo que lleva a que sea también una amenaza, porque no lo conozco, no sé cómo actúa, porque no tengo una experiencia directa con esa persona que me permita constituir una persona como un agente humano. A nivel social podemos aumentar la inclusión. Que las personas tengan la experiencia del otro, que puedan interactuar. El contacto con el otro, cotidianamente, no forzado, ayuda a terminar con actos discriminatorios”.
Este país atrae a muchos migrantes que llegan en busca de una mejor condición de vida, pero encuentran una realidad desconcertante a causa de la discriminación. Starling Santana es dominicano, tiene 18 años, vive desde hace tres años en Chile y trabaja como maestro pintor y esta es su historia: “Me siento discriminado solo por algunos chilenos, no todos son iguales. Mi peor experiencia la tuve en el colegio donde alcancé a terminar cuarto medio (último año de enseñanza escolar). Me molestaban todos los días, no me dejaban hacer la clase, me hacían burlas y me tiraban cosas. Hasta que un día me enojé mucho y me puse a pelear a golpes con ellos. También los choferes de micro a veces me cierran la puerta en las narices. En la calle, especialmente cuando hay grupos, me gritan negro y un garabato (grosería). No me importa lo de negro, pero no aguanto el insulto. Por lo general, sigo el consejo de mi hermano de que no me enoje, porque, al final, todos somos iguales”.
Más Información
Noticias según tus intereses
ViveUSA
[Publicidad]
















