Río de Janeiro.— El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, dio paso ayer a un superministerio de Economía y a la fusión de los de Agricultura y Medio Ambiente, medidas destinadas a dar forma a su proyecto de Estado mínimo, pero criticadas de inmediato por ecologistas.
Bolsonaro anunció una reducción en el número de ministerios, de los 29 actuales a 15. La decisión de empequeñecer al Estado ya había sido anunciada durante la campaña del ultraderechista que le llevó a ganar las elecciones del pasado domingo y fue analizada ayer por el presidente electo con sus más cercanos colaboradores, con los que se reunió en Río de Janeiro para discutir las líneas del gobierno que asumirá el 1 de enero.
En el encuentro se decidió crear un superministerio de Economía, bajo el mando del ultraliberal Paulo Guedes, que incluirá las actuales carteras de Hacienda, Planificación e Industria y Comercio Exterior.
Guedes llega con un programa de saneamiento de las cuentas públicas y de reducción de la deuda, que incluye privatizaciones y una reforma de las jubilaciones. Guedes también dijo el lunes que apoya la independencia del Banco Central, con lo que dejó abierta la puerta a la ratificación de su actual presidente. Esos anuncios agradaron a los mercados: la Bolsa de Sao Paulo cerró con un alza de 3.69% y el dólar cerró a 3.69 reales, su valor más bajo desde abril.
El próximo jefe de gabinete de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, anunció que también se fusionarían los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, lo que generó agrias críticas contra el devorador avance de la agropecuaria sobre la Amazonia y otros biomas del país más megadiverso del mundo.
“Los mercados internacionales y los consumidores quieren garantías de que nuestro producto agrícola no esté manchado con la destrucción forestal. Al extinguir el Ministerio de Medio Ambiente, reduciremos el combate a la deforestación, perdiendo competitividad, lo que puede inclusive afectar la generación de empleos”, señaló Greenpeace.
Otra bandera de campaña de Bolsonaro, la lucha contra la corrupción, podría verse encarnada por el popular juez anticorrupción Sergio Moro, responsable de la operación Lava Jato y de la condena al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a 12 años de prisión. Moro dijo ayer sentirse “honrado” por el interés del mandatario electo en sumarlo a su gobierno. Además, Bolsonaro estaría evaluando a Roberto Castello Branco, ex miembro del directorio de Petrobras, para que sea el nuevo CEO de la petrolera.
Cientos de personas, en su mayoría estudiantes, se reunieron en algunas ciudades brasileñas para expresar su rechazo a Bolsonaro, a quien exigieron que respete la democracia durante su mandato.
En Río de Janeiro, la ciudad más emblemática del país, más de 200 jóvenes marcharon hasta las escaleras de la Cámara Municipal con pancartas como “Tortura nunca más” o “Él nunca” y con gritos incendiarios contra Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar (1964-1985), y su ideología.
En un culto evangélico en Río de Janeiro, Bolsonaro dijo que no es “el más capacitado” para presidir Brasil, pero que “Dios capacita a los elegidos” y que él es uno de ellos.
En tanto, la Fundaçao Joao Pinheiro, de Minas Gerais, pidió al Ministerio Público investigar un video en el que el presidente electo cita con nombre y apellido a profesores que habrían defendido ante sus alumnos los regímenes de Cuba y Corea del Norte.“Si viviéramos en el régimen que ustedes defienden, no estarían viendo este mensaje a través de este aparato maravilloso, que no es fabricado en Corea del Norte o Cuba (...). Dejen de engañarse a ustedes mismos”, afirma Bolsonaro en el video, cuya fecha se desconoce. “La Fundación Joao Pinheiro no puede aceptar que manifestaciones de intransigencia se dirijan contra sus funcionarios de manera irrespetuosa contra la libertad de expresión”, señaló la institución, que puso la denuncia.