“Todavía hasta inicios de marzo el parecía algo lejano, percibo que, para la cultura alemana, Italia se concibe como un país lejano y distinto. Hay alemanes que piensan que no les va a tocar”, opina Claudia Damián de 37 años, mexicana que ha vivido nueve años en Berlín.

“Hasta ahora van a empezar a construir un hospital para enfermos de coronavirus, cerca de donde vivimos… se durmieron”, añade. Alemania registró su primer caso de Covid-19 el 28 de enero. De acuerdo con la Universidad John Hopkins, van 12 mil 327 (cifras al 18 de marzo).

Ximena Rivera, mexicana de 26 años, vive en Frankfurt, desde hace dos. “Oí pocas cosas sobre el coronavirus durante febrero (...) Hasta marzo fue tema de conversación, cuando el gobierno empezó a tomar posturas”. Trabaja en un restaurante y ahorra para pagar una licenciatura en la Universidad Goëthe.

El 29 de febrero se contabilizaban 66 casos, el domingo 1 de marzo, el número alcanzó los 129. Para el 9 de marzo, había mil 100 infectados y se anunciaron las dos primeras muertes.

El 11 de marzo, Merkel dio la primera rueda de prensa monográfica sobre el Covid-19, en la que citó las estimaciones de los expertos sobre que entre 60% y 70 % de la población se infectaría. Y llamó a la ciudadanía a la solidaridad. “Para entonces mis hijas seguían yendo a la escuela, la gente pedía que se suspendieran las clases y que se cancelaran eventos masivos, pedían medidas más fuertes”, relata Claudia. “Hubo médicos que pidieron a los medios (...) ver el ejemplo de otros países, para tomar medidas más drásticas”, apunta.

“El 12 de marzo, hubo una reunión de ministros para determinar si se suspenderían las clases, no hubo acuerdo unánime, cada Land decidiría cómo afrontar la situación. Sarre, Bayer y Berlín anunciaron que las clases se suspenderían la siguiente semana”. “El dueño del restaurante donde trabajo decidió que cerraríamos y nos adelantó las vacaciones. Me afectó mucho porque en vacaciones voy a México y esas visitas son las que mantienen mi ánimo”, confiesa Ximena.

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“El gobierno alemán declaró que cuenta con un fondo para apoyar a los pequeños comercios en esta crisis”, añade. El domingo hubo elecciones en Bayer que no fueron suspendidas y al día siguiente se declaró, en ese lugar, estado de emergencia. Merkel anunció el cierre de fronteras de la Unión Europea (UE) por 30 días.

También se determinó que comercios estarían cerrados, excepto, bancos, gasolinerías y supermercados, y los restaurantes podrán tener un horario restringido. La ciudadanía fue llamada a quedarse en casa.

“Intenté no caer en pánico, la realidad de afuera contrastaba con la risa de mis hijas”, relata Claudia. Ximena narra que hay mamás con niños en las calles. Merkel llamó a los alemanes para que mantuvieran las recomendaciones de cierre de la vida pública.

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