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Texto: Juan Carlos Cuevas Galeana
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Muchas series de televisión se han quedado en nuestra memoria por los personajes, las tramas o los efectos especiales, pero cuando nuestro oído reconoce las notas que abrían un programa de televisión, traen al espectador recuerdos e incluso sentimientos de cuando las veía.
La música y la cinematografía han estado en una lucha mano a mano al intentar plasmar sensaciones en el auditorio. Mientras los camarógrafos proponen una imagen, los músicos deben interpretar una composición que la complemente.
Para lograr la sintonía entre la teatralidad y el sonido , el compositor alemán, dramaturgo y teórico musical, Wilhelm Richard Wagner utilizó una técnica de composición a la que le asignaba una melodía pequeña a figuras, sentimientos y símbolos en sus producciones operísticas.
Este recurso se llamó leitmotiv o motivo , y consistía en la composición de una breve melodía sobre la que se basaba la representación teatral, los personajes o situaciones.
La representación de una Valkiria de la ópera de Wagner, El anillo del nibelungo, cuyo tema principal es uno de los más reconocidos a nivel mundial. Fuente: Victrola book of opera.
El compositor y maestro de música en las escuelas de Iniciación Artística 1 y 2 del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Ángel Aníbal Álvarez Armenta, explicó en entrevista que los motivos son pequeños temas musicales que predisponen o acompañan a la acción y crean suspenso , en otras palabras preparan psicológicamente al público.
También expuso que aparecen reiteradas veces para evocar a un personaje y ayudaban a crear un hilo conductor en la música de las óperas que llegaban a durar hasta tres horas.
La música ejerce cierto dominio en nuestros pensamientos
, bien decía el filósofo rumano Emil Cioran en su ensayo De lágrimas y de Santos , “Cuando evocamos un motivo y su fiebre ascensional, acabamos precipitándonos directamente en lo divino”.
Siguiendo el eje del filósofo, la música puede conducir a alguien por caminos inimaginables y los motivos musicales se repiten constantemente en la memoria a través de los años, su relación con sentimientos y determinadas situaciones nos hace recordar a personajes o momentos determinados que ocurren en las cintas o series.
Aunque Emil Cioran no se refería a la música utilizada en las series, la magia de la producción musical es hacer que los compositores lleven a los escuchas por donde ellos quieren, los intros o melodías introductorias de las series son un ejemplo muy vasto.
Esta manera de hacer música fue utilizada en la industria cinematográfica de Estados Unidos y así los personajes más emblemáticos permanecerían por siempre en la imaginación de la audiencia con todas sus características, dos de los casos más famosos son el de los personajes: Darth Vadder de la saga de Star Wars y el inolvidable film de Tiburón de 1975.
El maestro Ángel Aníbal Álvarez del INBA comentó: “la música de la película (Tiburón) funciona para preparar psicológicamente la escena y al espectador”, similar a lo que utilizaba Richard Wagner en sus composiciones.
Steven Spielberg durante el rodaje de la película Tiburón, cinta de 1975, basada en la novela del mismo nombre de Peter Benchley, la cual relata la presencia de un tiburón blanco más grande lo común, que acecha las playas de un pueblo que vive del turismo en verano en Estados Unidos y de lo difícil que resulta terminar con él por parte de una brigada de especialistas por tratarse de un animal muy inteligente. Fuente: Archivo/ EL UNIVERSAL.
Las técnicas de composición usadas en Estados Unidos llegaron en su mayoría de Europa, en especial por las migraciones causadas por las guerras .
Entre los músicos europeos que influenciaron a los Estados Unidos destacan Arnold Shöemberg quien dio clases en el conservatorio de California e Ígor Stravinsky, quien incluso tiene una estrella en el paseo de la fama en Holywood. Dos de los mejores y más influyentes compositores del siglo XX para la cultura occidental.
El compositor Juan José Rodríguez quien ha trabajado para series de Canal Once , Capital 21 y telenovelas en los años noventa, además de haber estudiado comunicación y colaborado para este diario hace algún tiempo, comentó:
“Con el paso del tiempo, el crecimiento exponencial de la tecnología y el cambio de producción audiovisual llevó a los artistas a realizar composiciones no solo para personajes de películas, también fue necesario introducir toda esta técnica a producciones más largas de 23 a 46 capítulos , conocidas como series y que vemos comúnmente en la televisión”.
El auge de las series en México tuvo lugar hasta la década de los sesenta y ochenta, aunque algunas datan de finales de los sesenta.
Carteleras de la década de los ochentas, nos recuerdan la programación de series como Batman, La Mujer Maravilla, La Mujer Biónica y Hawaii 5-0. Fuente: Archivo/ EL UNIVERSAL.
La música, nos remite a emociones,
hace que funcione todo nuestro cerebro, como menciona Josefa Lacárcel Moreno en el texto “Psicología de la música y emoción musical” de la Universidad de Murcia y es de esa manera recopilamos recuerdos o sensaciones.
Como lo indicó Ángel Aníbal, Wagner utilizaba los motivos para crear tensión, incluso sin que los personajes salieran a la escena el espectador ya reconocía qué sucedería; Cioran, que los motivos musicales nos guían por sensaciones divinas y, por último, el compositor Juan José Rodríguez, que la música de las series es elegida por las grandes empresas para atraer a un público en específico.
De esa manera la música entra primero a nuestros sentidos y permanece ahí a través de los recuerdos y emociones que nos causaron.
Daremos un breve recorrido por sólo algunas series que cumplen con la ejecución de la técnica del leitmotiv. Si bien, no es estrictamente como lo concibió Wagner, se presentan como la unidad mínima de sentido en la música.
Los compositores de obras más complejas los desarrollan en piezas más grandes; sin embargo, en este caso no puede haber más importancia de la música que el contenido visual, por lo tanto la melodía de los motivos son muy pequeños, repetitivos, no trascienden a nivel musical.
En series y películas tienen un acompañamiento instrumental y aun así conservan la intención original, complementar la imagen, retención en los televidentes y representación en momentos de tensión.
Uno de los ejemplos que más se acercan al leitmotiv es el del clarín militar de la serie Las Aventuras de Rin tin tin , el cual sonaba cuando comenzaba un capítulo. Luego del éxito de la película, basada en la historia de un perro pastor alemán, del mismo nombre, que acompañaba a soldados en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial , se creó esta serie donde un niño huérfano y su perro son adoptados por el general de un cuartel militar. Las anécdotas y peripecias comienzan cuando su misión era ayudar a mantener el orden entre la tropa.
La serie original de Batman de 1960, protagonizada por Adam West, hacía sonar la batería y la guitarra cada vez que los héroes se enfrentaban con sus enemigos para enfatizar las batallas. Bruno Díaz y Ricardo Tapia se embarcaban en grandes luchas contra sus adversarios más acérrimos, como el Guasón y el Pingüino.
La Pantera Rosa fue compuesta por Henry Mancini, siempre que el simpático felino rosado hacía su aparición en la pantalla chica, la música simulaba su elegancia. En la caricatura, la Pantera Rosa vivía aventuras y situaciones divertidas donde siempre resultaba ganadora sin hacer un gran esfuerzo frente a sus adversarios.
La música de la serie Hawaii 5-0 es muy importante, como mencionó Juan José Rodríguez, “porque se hizo todo un estudio para que funcionara”. Se eligió a una banda que fuera importante en la ju ventud estadounidense , como The Ventures o los Venturosos, en el caso de México, y el género musical Surf plasmaba la vida californiana de los años sesenta que representó las locaciones de la serie.
No podíamos dejar pasar uno de los motivos más espeluznantes y exitosos de todos los tiempos, el de la película Tiburón , dirigida por Steven Spielberg ; aunque no pertenece a una serie seguramente mantuvo al borde de sus asientos a más de uno con tan sólo escuchar la música que anunciaba su presencia.
